Las
dificultades de entender narraciones en distinta onda de la que tradicionalmente
tengan los grupos, son muy grandes, miren ejemplos extremos para entender la protección
del cerebro a nuestras creencias: las personas religiosas se cierran ante la pederastia
de curas y obispos, los franquistas y su cerrazón ante la ignominia de las fosas
por los caminos de España, los comunistas no queriendo saber de los gulags, etc.
etc. Nadie acepta fácilmente, leer o escuchar argumentos, si ello incomoda sus convicciones,
el problema es que vivimos momentos en los que se necesitan grandes transformaciones
que no se contienen solo en el debate derecha-izquierda, el hartazgo es tremendo
y las costuras que hasta ahora han contenido pueden reventar.
Los
partidos han estado tantos años sin abrirse a realidades diferentes que han
logrado que los cerebros solo capten señales del propio clan, por ello
despreciaron todo aviso, llamada, u opinión que contradecía a la tribu, no estaban
preparados para captar nuevas formas y cambios hasta el punto de que los
partidos están tirando por el precipicio el sistema/régimen sin hacer nada por
impedirlo, de tal forma que hoy el mayor enemigo del PP y del PSOE –o del PCE-
son sus propias direcciones y militantes manifiestamente anquilosados ante la
opinión de la inmensa mayoría de ciudadanos, como muestran repetidamente los
datos de numerosas encuestas, además de opiniones nacionales, internacionales,
la ciudadanía hoy en España va por delante de los partidos respecto a exigencia
de cambios necesarios.
Y
aquí estamos, en Alcorcón mirando al lateral izquierdo, porque será condición
necesaria, aunque no suficiente, tratar los problemas concretos localmente.
Será imposible resolver el problema en general si no se aborda en cada
localidad, al igual que resultará insuficiente hacerlo en particular y no en
general.
Comenzó
la actual legislatura en Alcorcón en las elecciones de 2011 con una descomunal
derrota socialista, sin que hasta el momento hayamos tenido explicación pública
suficiente de qué pasó y por qué perdieron casi un tercio de los votos logrados en 2007,
fueron 12.681 votos menos –pasaron de 39.487 a 26.806- que representaron una
caída del 15% de votos, cifra superior a la experimentada por otros pueblos del área –la
caída fue bastante mayor en Alcorcón, que en el conjunto de la provincia
madrileña-. Escribí: En unas elecciones, la debilidad del contrario, sobre
todo cuando gobierna, pesa tanto o más, que la fortaleza propia. En las pasadas
elecciones municipales –y generales- perdió el PSOE más que ganó el PP, las
bases sociales vinculadas a la alternativa socialista los abandonaron exigiendo
grandes cambios.
Ahora
ya no sirve reconocer errores de despilfarros, y punto. Hay que profundizar,
¿por qué el funcionamiento normal no permitía advertir los errores a tiempo?, ¿Por qué
tan poca permeabilidad con la ciudadanía incluyendo sus expertos? Surgen fuertes desajustes en la relación entre
partido y electores, de entrada habría que reconocer que existe la relación, y que está
descompensada, demasiado peso en el partido como órgano colectivo de
representación y poco en las bases sociales susceptibles de ser representadas,
los ciudadanos que eligen a sus representantes, perciben falta de atención de
éstos y esperan respuestas.
Este
asunto no se resuelve con primarias, ni con una reunión vecinal para contar y
sacar listas de reivindicaciones, ambas cuestiones necesarias, pero lo que pide
una revisión completa es la relación que se establece entre
representante-representados. Lo que se está planteando es una relación abierta
o cerrada entre electores y elegidos, donde los representantes no tengan la
llave decisoria de cuando abren o cierran la comunicación. Los electores se
sentirán representados si pueden actuar y decidir, escuchar y hablar, discutir
y opinar, la comunicación se producirá si existe en ambas direcciones no solo
hacia un lado.
La
dificultad en esta cuestión dependerá de si los órganos del partido sienten
necesidad y obligación de dar respuestas, a sus militantes y a sus votantes y
llegar más lejos, a sus bases sociales –ciudadanos que no son necesariamente
electores, aunque podrían serlo por estar compartiendo en parte sus coordinadas
ideológicas, con una cierta similitud en la visión de la vida-. El PSOE de
Alcorcón se partió hace meses, se supone que después de un tiempo de disputas,
comenzadas previsiblemente a consecuencia del desastre electoral, o agravadas
por el desastre, tanto da. Hasta donde conozco, que no es mucho, como cualquier
alcorconero a partir de la información de prensa, me parece insuficiente la
información que ha circulado, parecería como si los militantes socialistas
consideraran que esos asuntos del partido son privados, por tanto sin
importancia para sus bases sociales. No se dan cuenta que la respuesta en la
misma línea utilizada por ellos puede ser, ‘bien,
si son asuntos privados quédense con ellos y no me cuenten otras milongas, déjenme
en paz’.
Personas
claves del PSOE de Alcorcón se situaron a uno y otro lado de las opciones de
ruptura, ¿tendrían opiniones diferentes sobre la actuación política de la
legislatura pasada y sobre las decisiones tomadas?, y sobre el nuevo camino a
emprender, seguro que no todas las posturas de un sector serían buenas y las
otras malas, seguro que se mezclarían cuestiones personales, seguro que
dependerían de apoyos del aparato madrileño, seguro que… todo tendrán que ser
especulaciones, porque no quieren que sus bases sociales entiendan lo sucedido,
compartan opiniones, participen en los debates, buscan soluciones juntos...
Interpretan que aquello, el partido, es suyo particular, y nadie tiene por qué
enterarse de sus problemas, creen que luego pedirán el voto y la gente se
limitarán a seguirlos. O no.
Como sabes Manuel, esto lo venimos denunciando algunos, tu entre ellos, desde hace ya bastante tiempo. Me temo que siendo el PSOE columna fundamental para propiciar alternativas al "furor" de los "mercados" ( ya sabes que para mí los mercados no tienen otra dinámica que la que impulsan los grandes operadores), insaciables estos, veo como las posibilidades de regeneración interna del partido del que hablamos son muy remotas. Solo la hecatombre electoral puede impulsar una amplia renovación de ideas, políticas, métodos y personas. Llegué a esa conclusión hace ya algún tiempo y en consecuencia tomé una decisión: abandinarlo. La militancia que queda se encuentra a medio camino entre la apatía, la devoción por su historia o el alineamiento creyente. Sobre el proceder de ZP hay un amplio anecdotario. De sobra es sabido que los nombramientos y "golpes de timón" eran tomados en el refrigerio postpartidillo de basket que sábados o domingos se celebraban en La Moncloa. En ellos, el "ministro" Álvarez de Paz, Miguel Barroso y algún que otro invitado, al que se sumaba el consejo del estratega general Bernardino León tomaban decisiones sobre nombres y en ocasiones políticas al viejo estilo de la barra de bar de la Casa del Pueblo de cualquier agrupación. Los psoístas no han querido ver nunca esto, siempre han seguido fielmente al jefe de turno, siempre se ha idolatrado al jefe. Solo cuando se produce una sacudida fuerte (1996) hay reacción. Tras la caída de ZP, el bunker atrincherado ha impedido cualquier regeneración. Regeneración no es recobrar de los anaqueles a cualquiera que transitoriamente ha perdido punch ( Chacón, Madina, López etc. ) Regeneración es sentar bases nuevas, luego vendrñan las personas.
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