jueves, 22 de mayo de 2014

La culpa fue del cha, cha, cha

Cientos de informes han sido publicados por entidades públicas y privadas, universidades, fundaciones, organismos internacionales, Congreso de EEUU, etc. etc. decenas de libros editados con múltiples enfoques sobre la crisis… a pesar de tanta literatura, seguimos sin conocer narraciones oficiales de los partidos, elaboradas y distribuidas con diferentes niveles de profundidad sobre la mayor crisis que hemos sufrido los españoles en muchísimo tiempo -mucho menos un relato consensuado-. Lo más escuchado a políticos y periodistas han sido dos mantras que han ahogado todo debate, de un lado; la culpa fue de Zapatero y los socialistas y del otro, la culpa fue de la crisis financiera internacional. 

Son frases absurdas que muestran un bajísimo nivel intelectual, y moral, pretenden con su reduccionismo aplastar al adversario, pero están muy lejos de explicar algo de enorme complejidad. Y ¡se quedan tan frescos!, creen haber dicho algo importante y suficiente para resolver este inmenso desastre, ocultando que los cambios económicos no se producen de un día para otro, requieren largos períodos temporales de maduración durante los que es posible actuar, o intentarlo. Los programas de las elecciones generales de 2008 ofrecían todos pleno empleo o similares, la propaganda de las municipales y generales de 2011 no aclaraba lo que estaba ocurriendo y las implicaciones de los gigantescos desajustes de déficit y deuda y como pesaban en nuestra vida diaria, hasta llevarnos al rescate bancario y casi, casi, al rescate país –del rescate bancario seguiremos teniendo visitas de los hombres de negro durante varios lustros-. Los programas de las elecciones europeas poco hablan de la estructura, gobernanza, problemas y retos europeos en este mundo globalizado.

¿Cómo es posible que después de varios años sigamos caminando por la misma pendiente, sin aclarar nuestras particularidades, sin mejorar explicaciones concretas sobre el desastre español, cual fue su origen e historia enmarcado en el mundo que vivimos?, quizás no fuera cierta ninguna de esas frases, o fueran verdad ambas, o puede que además de esas líneas haya diferentes aspectos de gran calado que nos afectan y que ningún hooligan cuenta, porque no se han enterado de la gravedad, a pesar de que la sociedad española no partidista es un hervidero de debates y publicaciones. En todo caso, difícilmente será posible resolver los problemas, ignorándolos, ocultándolos, o mintiendo sobre las salidas. Marcar dos trincheras ante cada interpretación de las dificultades existentes, resulta ridículo, -siempre hay otras alternativas-, e inútil, porque no resuelve los conflictos y desperdicia esfuerzos y sobre todo porque hace aparecer a las izquierdas ante la opinión pública carentes de sentido común. 


Por supuesto que forma parte de los defectos españoles nuestra propensión a tratar todo de forma dicotómica, apoyándose en ello las teles, radios y prensa, se lanzan a bocados empujando a la identificación con un extremo, es utilizado como táctica de la derecha para desprestigiar a las izquierdas entre los electores. Apoyados en argumentos de minoritarios en extremos, los generalizan para todo el ámbito de los otros, los diferentes a ellos con el fin de marginar toda opinión contraria a las políticas de la derechona y del austericidio. 

No es una misma política, en España se están aplicando dos diferentes, la derechona aprovechando que la crisis pasa por aquí y sin venir a cuento en postulados económicos derechistas, ha comenzado una veloz carrera hacia atrás en derechos, formas de vida y criterios económicos, que nos acercan al franquismo y abren un desastre económico muy difícil de recuperar para varias generaciones. El austericidio es la política general de los poderes que gobiernan la eurozona, que aplicaron recetas equivocadas, -el FMI reconoció sus errores en evaluar la repercusión de los multiplicadores fiscales y monetarios- y que ha conducido a una profunda recesión. Pretenden resolver una crisis como la actual, de recesión de balances, con una política de estancamiento, como la que no funcionó en Japón durante muchos años. 

La crisis comenzó con enormes deudas en el sector privado y no en el público, -España en 2007 tenía una relación deuda pública/PIB de las más favorables del mundo 36 % del PIB, frente al 66 % del PIB en el área del euro- con restricciones de demanda y dificultades al crecimiento, han provocado una profunda recesión europea que unida a nuestra burbuja inmobiliaria y de crédito, derrumbaron la producción, quebraron los ingresos estatales, generaron paro y precarización, y devaluación salarial,… provoca problemas irresolubles para un solo partido, mientras crece rápidamente la deuda pública fundamentalmente en CCAA y Administración Central, -pero no en ayuntamientos que se mantuvo estable, salvo en Madrid-. 

La deuda pública creció como era previsible, por los fuertes déficit anuales, desplome de ingresos y aumento de gastos sociales, y por el traspaso de deudas privadas a públicas; en este marco se está produciendo una redefinición de poderes globales, europeos y locales, está provocando encarecimiento de financiación, lo cual mina competitividad y produce fuertes trasvases de rentas de pobres a ricos y de países del sur al norte, utilizando como vehículos, la devaluación salarial, la reducción de salarios indirectos o gasto social, el pago de intereses, los costes financieros, la destrucción de capacidad productiva cede mercados a favor del norte y agranda la brecha entre economías en una misma zona monetaria, lo cual deja abierto el gravísimo problema del euro… todo ello proyecta un estancamiento para 25 años del que resulta imposible salir sin crecimiento, sin quitas de deuda... Y sin un gran pacto social.

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