domingo, 19 de diciembre de 2021

De mi Lista 'Música en la calle'

https://www.youtube.com/watch?v=1Ti4cXFXgTg&list=PLtXGFPHJadqHaWKfjV2viuGXLocQiGu0J&index=30&t=4s

 


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viernes, 10 de diciembre de 2021

Democracia española. De dónde venimos

LA CALIDAD DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA (II)

Desigualdades, enseñanza, mujer, sanidad, pensiones

‘’Lo que no se mide, no se puede mejorar’’
William Thomson, Primer barón de Kelvin, físico y matemático británico.

Permítanme comenzar la introducción a esta segunda parte sobre ‘La calidad de la democracia española’ con una frase que figura en el inicio del portal español ICONO, Observatorio Español de I+D+i de la Fu​ndación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT). ‘Lo que no se mide, no se puede mejorar’, conocer para intentar arreglar, estudiar la realidad para comprenderla e intentar transformarla, sin medir, sin estudiar lo concreto, sin utilizar una base de conocimientos racionalizados, será imposible proyectar futuro, imposible mejorar nada. Todos deberíamos montarnos en ese tren, pero, fundamentalmente aquellos que realizan activismo social o político. El espíritu de este trabajo es mostrar otra mirada sobre la realidad española, un repaso a informes y datos, que permitan situar/conocer lo que tenemos hoy mediante contraste con nuestra historia y con otros lugares del mundo. Conocer la realidad que nos rodea, más allá de simplismos e insultos, de frases cortas repletas de adjetivos, pero ausentes de racionalidad.

La calidad de la democracia española está empeorando desde 2008 como consecuencia de la crisis económica, política e institucional, agravada con la nueva e intensa crisis provocada por la covid-19; se han experimentado retrocesos, que sin duda hay que luchar por corregir, pero, antes de derribar nada, sería necesario determinar en qué apoyarnos, no olviden lo realizado hasta ahora en estos últimos cuarenta años, intenten separarse un poquito de su árbol particular y mirar el bosque. Si son activistas, necesitan amplia visión de conjunto, aspiren a comprender la realidad para intentar cambiarla. Miren y analicen cifras, datos, y comparen con el pasado franquista, y con la actualidad de los doscientos países del mundo. Incluyan aquellos que en algún momento fueron faros, guías o modelos y contrasten realidades, de libertad, igualdad, justicia, repasen aspectos relacionados con la corrupción, la representación política, la posibilidad de cambiar de rumbo, la situación general de la salud, esperanza de vida, sistema sanitario, la educación, las atenciones a la vejez, la iteración de las mujeres en la sociedad, etc. la calidad de vida en general. Estas páginas van en esa dirección.

Desigualdades. Regenerar la democracia, no volver al franquismo.

En 2014 publiqué un trabajo sobre las desigualdades en el mundo, contenía un capítulo sobre España, del que utilizaré aquí algunos párrafos. En el enlace pueden descargar lo referido a España:


Una de las particularidades españolas respecto de otros países, se manifestó durante los últimos 35 años de democracia, mientras aquí en los ochenta y noventa se reducían la desigualdad económica y social y aumentaban los derechos, en Estados Unidos, Alemania o en el conjunto de la OCDE, se frenaba la época dulce de desarrollo y las desigualdades aumentaban, -el pico de involución occidental se produjo en los años setenta-. Hasta que llegó la crisis de 2008, y a velocidad de vértigo comenzaron a aumentar las desigualdades en España, en todos los aspectos. Los mercados financieros desde comienzos de siglo XXI abrieron en canal nuestra inadaptación a los cambios globales, y la derecha apoyada en la pérdida de fuerza y dispersión de las izquierdas, está haciendo estragos en nuestro modelo de sociedad.

No es cierto que los retrocesos actuales -la política neoliberal- llevaran 30 años instalados entre nosotros, la corriente de opinión que sostiene igualar la etapa democrática con la neoliberal, empuja la interpretación histórica acercándola favorablemente al franquismo y consecuentemente con diagnósticos erróneos será dificilísimo encontrar salidas que favorezcan a amplias mayorías. En España, desde la transición y en la etapa democrática, llevábamos otra dirección diferente a la neoliberal que se extendía por el mundo; aquí un camino de redistribución instaló las mejoras de las que disfrutamos, hasta ayer, cuando la crisis comenzó una regresión redistributiva.

En los años setenta y ochenta, mientras en EEUU y Europa comenzaban a dar la vuelta a sus mejoras y reducir el estado de bienestar socialdemócrata, en España las desigualdades se reducían, expresadas en los índices de Gini y en el crecimiento de múltiples componentes de consumo, condiciones de vida, etc. o en la mayor igualdad social de hombres y mujeres, pueblos, clases, etc. expresada en la vida cotidiana y mayor igualdad política entre españoles a través de la redistribución de poderes políticos ostentados hasta entonces exclusivamente por la oligarquía franquista, lo hicimos a partir de elecciones, parlamentos, partidos, sindicatos, instituciones, movilizaciones, luchas…

La crisis económica en Europa rompió las tendencias en esa dirección, notoriamente en España, y las está revirtiendo, se está produciendo una redistribución de la riqueza desde los países del sur al norte, desde los sectores productivos a los financieros, y desde las llamadas clases medias y trabajadoras, -obreros fabriles y trabajadores de servicios, autónomos, pymes, jubilados- hacia los dueños del capital. En España las desigualdades aumentan con la crisis, aquello mejorado en décadas anteriores de los ochenta y noventa, frenó, y empezó a dar la vuelta. Y ahora cambiemos otra vez todo lo que sea necesario; pero no para volver al franquismo.

 https://www.academia.edu/44882694/CALIDAD_DEMOCRACIA_ESPA%C3%91OLA_II_

 

sábado, 4 de diciembre de 2021

Semana grande. El mejor recuerdo, leer un poco

 


https://www.academia.edu/44890818/CALIDAD_DEMOCRACIA_ESPA%C3%91OLA_I_



Nuestra democracia es comparable a cualquier otra. Y mejor que la mayoría


Estamos perdiendo nuestra democracia. A cambio de nada que la mejore. No es una sociedad perfecta, eso no existe, la sociedad democrática no asegura la inexistencia de dificultades, es un sistema que permite, mejor que otros, debatir problemas, buscar y encontrar soluciones que satisfagan a amplias mayorías, también permite modificar rumbo y organización. La democracia española tiene muchos defectos, pero antes de seguir adelante con el derribo del edificio deberíamos plantearnos si tenemos garantías de sustituirlo por algo mejor que solucione nuestros problemas, o solo contamos con pocas ideas sobre paraísos perdidos, deberíamos preguntarnos si tenemos ungüentos mágicos o religiosos que aseguren el puerto al que llegar.

Podríamos intentar arreglar los desperfectos, para lo cual, previamente, deberíamos reconocer que la sociedad en que vivimos merece la pena, comparándola con otras. Reformar, corregir, precisa objetivos precisos basados en analizar lo concreto, dejando en segundo plano las referencias a paraísos y cielos. El reto es parar la caída libre en que estamos instalados los últimos tres lustros y conseguir mejorar lo anterior. En los últimos cuarenta años los españoles hemos vivido el período más largo de nuestra historia con mayor libertad, igualdad, fraternidad o solidaridad y justicia, como irán comprobando en este trabajo que pondrá análisis, hechos y datos, en relación con nuestra historia pasada y con el resto del mundo, en definitiva, compararnos con los otros 200 países y con nosotros mismos.

Los artífices de la democracia, fueron centenares de miles de españoles que se significaron en luchas contra el modelo de sociedad que significaba el franquismo. Franco murió en la cama, pero el franquismo modelo de continuidad, suavizado, como propuesta de nueva sociedad por algunos, fue derrotado en la Transición. Los individuos supuestamente influyentes, esos personajes renombrados por la prensa, conocidos por sus agendas o por ocupar puestos de poder institucional, o aquellos que elaboraron proyectos estratégicos escritos, tuvieron un papel, sin duda, pero nunca fueron los constructores de la democracia, en todo caso participaron como otros miles en el resultado de la transición, no debemos perder de vista que su influencia fue diluida en el conjunto de luchas sostenidas en el tiempo, su autoridad fue cambiante, de unos a otros, de un mes a otro. Los enormes cambios producidos en la España democrática hubieran sido impensables sin la participación de millones de personas, colectivos de obreros, empleados, estudiantes, vecinos, intelectuales, profesionales… Y las mujeres.

‘La deficiente condición de nuestra democracia actual

tiene evidente relación con nuestra historia…’

‘C de España’, página 37


En política no existe el vacío, el espacio abandonado, es ocupado por otras fuerzas, sucede con el padrinazgo de la democracia española que está siendo abandonado por sectores de izquierdas, algunos que lucharon por el ideal democrático se desengañaron, otros lucharon por distintos ideales, pero con su esfuerzo contribuyeron a construir esta sociedad, aunque no se sintieron partícipes ni representados en sus logros. Otros más jóvenes, desafectos, indignados, no vivieron el franquismo y creen que lo que los rodea fue regalado, pretendiendo ahora el nacimiento de la nueva humanidad. Existen los que, durante el franquismo, no hicieron nada por cambiar la sociedad, y pretenden hacerlo ahora cuestionándolo todo. Ellos y otros muchos, han dado crédito a lo negativo de nuestra historia, solamente, sin considerar que toda moneda tiene dos lados, y toda realidad múltiples aspectos. Sin reconocer lo hecho, sin valorar la realidad actual, están abriendo puertas al revisionismo franquista identificando aquella negra realidad con estos logros.

El resultado es que el padrinazgo de la Constitución, de la democracia, se lo están apropiando sectores derechosos que se opusieron a ella, apoyándose en sectores de indiferentes y nostálgicos franquistas sociológicos. Ocurre que, esas derechas ahora expiden los carnets de demócrata o constitucionalista, engañan embelleciendo el pasado franquista, aprovechan los resquicios facilitados por los críticos de la democracia, que, al cabo, se alejan sin aceptar su contribución a la misma, dejando entrever en sus críticas intencionalidad de abandono y derribo. Las derechas en el pasado se apropiaron de símbolos e historias, en ocasiones abandonados, dejamos que nos los quitaran sin resistirnos, entre otras causas, porque muchas veces los éxitos no los consideramos nuestros, otras veces aceptamos su relato sin investigar la realidad con otra mirada.

A menudo entre la gente que nos rodea, o en las redes, para emitir juicio, no se tiene en cuenta más que la situación particular que afecta a cada cual -lo mio es lo general, mi caso es lo único- pretendiendo generalizarla para todo el país, olvidando que, siempre y en todo lugar hubo y habrá adversarios, siempre habrá contrarios a cualquier cosa… y aliados en intereses diferentes a los de otros grupos, en consecuencia es un error actuar como si toda nación fuera homogénea; como hubo franquistas se olvidan de los antifranquistas, hubo esclavistas se olvidan de los humanistas… sigue habiendo enterrados en las cunetas, enorme lacra existente, y las desigualdades han aumentado con la crisis, pero no deben olvidar otros cambios que realmente se han producido en los últimos cuarenta años, en la buena dirección de mayor libertad, igualdad y fraternidad, para el conjunto de los españoles.

Ningún olvido es deseable. Pero aceptemos que en la vida real conviven situaciones contradictorias, en toda nación, en todo territorio, admitamos que es imposible prescindir de los contrarios, ni en las mayores represiones conocidas de antaño fueron exterminados totalmente los otros, los enemigos, mucho menos posible es en la actualidad con diversidad de ojos de todas partes mirándolo todo. Así, mejor admitir que en el paquete nacional hay la suficiente diversidad como para buscar cada cual sus preferencias, y encontrarlas, tanto las negativas como las positivas. Luego hacer balance y resaltar la calidad de lo mayoritario y luchar por corregir lo defectuoso. Será mejor que negar la realidad, lo cual supone aceptar la derrota del olvido de lo positivo y dejar el campo libre a los contrarios, a los que tienen la estrategia de echarnos de la democracia, de la Constitución.