Un aspecto esencial del
proceder del PP, ha sido la utilización de la bronca, actúan como alborotadores
para destruir y excluir, para reducir igualdad y derechos de los distintos a
ellos.
La
política tiene variados caminos, por algunos senderos pueden primar emociones
inclusivas de amplias mayorías de población, lo cual conduce a intentar resolver problemas, por otros senderos quieren destacar la identidad
particular y potenciar la exclusión de muchos convecinos, lo cual lleva aparejado olvidarse de los problema de la gente.
Incluir
o excluir son dos formas de hacer sociedad que se tienen en la cabeza y en las
emociones, forman parte del comportamiento de cada persona que se transmiten a la
actividad política, en el balance alcorconero de media legislatura hay
demasiadas actitudes de exclusión que nacen del Ayuntamiento, que son la seña
de identidad de este equipo de gobierno, defecto del que impregnan cada cosa
que hacen y por el que se los reconocerá en el futuro.
Por
supuesto que existen actitudes de venganza, odio, etc. en muchos grupos de
vecinos hacia otros, que son condenables, aunque la mayor responsabilidad
estará en quien ostente mayor poder, en los cargos públicos que fomenten o
suavicen dichos comportamientos, máxime a considerar en un balance de
legislatura.
Cada
persona tendrá su particular visión del mundo, pero un buen gobernante, que es
un cargo público pagado por todos, debe respetar, aceptar y cuidar todas las
creencias, las del conjunto, incluidas las que no comparta, sin primar las
suyas propias, de esta forma una parte muy importante de su trabajo debe
consistir en facilitar la convivencia, que es lo opuesto de encrespar a los
vecinos.
Cuantos
más votos obtenga en unas elecciones, más sencillo resultaría conseguir el
éxito de aumentar la calidad de la convivencia ciudadana, ya que no necesitaría
demostrar su poder a los perdedores a cada instante, ni justificarse ante los
ganadores. Partir de una situación electoral de mayoría sería empezar el recorrido
en situación privilegiada para lograr ser un buen alcalde de todos los vecinos.
En
el caso del alcalde de Alcorcón, su comienzo fue ya un mal
presagio, para ir por el camino de inclusión, dilapidando en media legislatura el crédito recibido al principio con los votos; nunca asumió la tarea de
integrar e incluir, responsabilidad que recae en el ganador, no puede ejercerla
el perdedor.
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