jueves, 8 de septiembre de 2011

La gratuidad de los libros de texto

Nueva polémica en la red alcorconera. Me temo que sesgada de municipalismo, lo cual no es un insulto, sino la constatación de que las opiniones fácilmente se pueden orientar a las zonas ideológico políticas dominadas por el partido gobernante municipal, sea el anterior o el actual. Lo que hizo el anterior Ayuntamiento en este asunto, estará mal visto por los electores de la mayoría actual y viceversa.

Para mí, la gratuidad de los libros de texto tiene que ver con el tema general de la enseñanza. Y tiene que ver la enseñanza, con una inversión de futuro, la mejor palanca para desarrollar un país para posicionarlo en mejores condiciones dentro de unos años. También tiene que ver con la extensión o implantación de la igualdad de oportunidades, pieza clave, esencial, para construir una sociedad moderna. La enseñanza debe tener un trato diferente en el marco de recortes y ajustes. O nos hundimos.

Si conseguimos dar a nuestro niños y jóvenes las mismas oportunidades en la salida de la carrera de la vida, podremos disponer socialmente de los mejores, de los más capacitados y no depender como en las sociedades antiguas de los hijos de los más pudientes que eran los que ocupaban los puestos de mando y responsabilidad social, al margen de sus capacidades y méritos.

En las sociedades atrasadas, dictatoriales, religiosas, los puestos de jerarquía en la comunidad eran tradicionalmente heredados, ocupados, por los hijos de quienes detentaban esas jerarquías. Su mérito era el de ser descendiente de…Las sociedades modernas, europeas y norteamericanas, rompieron esta herencia histórica tradicionalmente aristocrática, utilizando como mejor palanca la escuela. La enseñanza pública, gratuita, obligatoria, para todos, la misma, en casi todos laica, republicana, racionalista, era la mejor manera de igualar oportunidades y seleccionar a los mejores para producir permeabilidad social. Había que acabar con aquello de que los hijos fueran lo mismo que los padres, por obligación, y la escuela era su medio fundamental.

Cuanto más avanzada una sociedad, más desarrollado su sistema educativo, cuanto más facilidades para estudiar, mayor número de emprendedores, mejor ciencia, mejor tecnología, menores problemas de violencia juvenil, cuanto mayor distribución de dotaciones y medios mejores resultados colectivos. En muchos países altamente desarrollados los medios materiales de la enseñanza se facilitan a toda la población, en otros países la escuela pública actúa como palanca fundamental de desarrollo y las privadas pasan a ser de segundo plano.

Naturalmente la igualdad para muchos desiguales produce compensaciones a través de los impuestos, un sistema más eficaz que el de montar un dispositivo administrativo municipal a las puertas de los colegios para ver qué material se le da a cada uno en función de papeles y demostraciones, lo cual cargarían de burocracia y costes la criba. Las compensaciones se producen en el sistema recaudatorio a través de los impuestos en cada declaración anual. Quien más tiene más paga.

En España, y en mayor medida en la Comunidad madrileña, la escuela pública no es la dominante por desgracia, manda la privada, en sus diversos formatos, herencia del poder mantenido durante siglos por la Iglesia Católica, culpable directa de la histórica falta de ciencia española y los pobres resultados educativos a escala país que empezó a romper la situación en parte desde la transición.

Mismas dotaciones favorecen similares oportunidades, que no implica bajo ningún concepto igualar a todo el mundo, sino dotar a todas las personas con los mismos medios para la carrera de la vida. Obligar a unos a correr descalzos y a otros con zapatillas especiales, es trampa y la sociedad se resentirá en el futuro de no haber aprovechado todo su capital humano.

PD. Otro día hablaremos de las subvenciones, y otras cosas.

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