lunes, 28 de abril de 2014

Bonitas proclamas que tienen poca conexión con la práctica

Es difícil disentir de gran parte de los documentos oficiales que los propios dirigentes guardan en cajones de olvido en la vida diaria, cuando hay que nombrar primera candidata a elecciones europeas o Presidente de las Cortes, al margen de que sean personas adecuadas o no, el procedimiento, la forma de actuar no puede seguir siendo tan personalista, tan dada a errores en una sociedad moderna con posibilidad de practicar métodos más abiertos y participativos. Otra cuestión es que dichas proclamas de todos los partidos no llegan a la ciudadanía, ni siquiera pululan por las agrupaciones locales en cuanto ideas, por supuesto sí lo hacen en papel o versión digital, pero en las ciudades y empresas la vida partidaria languidece, -los militantes que no estén de acuerdo con este texto recuerden cuantas veces discutieron sobre la crisis en 2009, por ejemplo, o las repercusiones de la política practicada por su agrupación, alcalde, o gobierno-.

Las gentes que deberían bullir están adormecidas o son en ocasiones meras correas de transmisión, notoriamente visibles en debates públicos o encuentros privados, lo cual seguro que hacen para no sentirse desplazados de la corriente principal. Es dificilísimo entablar conversaciones o discusiones sobre cualquier tema, sea la crisis de empleo, la realidad europea, la secesión de Catalunya, o la actualidad China, lo más escuchado serán tópicos o consignas, las opiniones, deliberaciones, elección de candidatos y de políticas va desapareciendo de las sedes tradicionales… la participación política queda relegada a pocas personas en los aparatos marginando la militancia, y mucho más las bases sociales.

Sucede en todos los ámbitos, en todos los grupos, pero ahora conviene poner el acento en la acera izquierda, que nunca debería sentir como amenaza aquella colaboración y participación ciudadana que no quiere limitarse a dar su voto o asistir a un mitin o una reunión bianual para elaborar una lista de problemas del barrio. No deberían sentir amenaza, pero desde fuera se nota, se siente que les incomoda, se conocen sus comentarios despectivos, sus portazos, sus olvidos…

El PSOE, los partidos, están cerrados a influencias exteriores, impermeabilizados a opiniones y participación de sus bases sociales, que sienten más como amenazas que como aportaciones, cuando es notoriamente visible que tras los movimientos de indignados del 15-M los debates y nuevas formas de relación política se han extendido por los barrios, fundamentalmente por mayorías jóvenes, que siguen fuera del socialismo.

¿Cuántos militantes ha perdido el PSOE en los últimos años? Desde 2008 hasta el 2013 dan cifras en torno a 30.000 en toda España, quedando actualmente unos 200.000 militantes. Es fácil pensar que las bajas sean superiores a las citadas si tuvieran en cuenta los retirados de la circulación que no han formalizado explícitamente la baja, aquellos que no pagan pero mantienen el carnet. Al respecto en la Federación Socialista Madrileña, según recogen algunos medios de prensa dan pérdidas de afiliación en el entorno de un 40% cifras sensiblemente superiores a las citadas en general para toda España. Lo peor, con ser negativo, no es la cifra de bajas, es que ante una debacle como la puesta en marcha por el Gobierno PP y la existencia de cientos de movilizaciones por todos los rincones de España que han incorporado miles de nuevos activistas a las calles, no solo no hayan sumado apoyos, sino que los hayan perdido. Desde luego falta una profunda reflexión al respecto y aquellos que la bloqueen o impidan están carcomiendo el PSOE.

En cada pueblo tendrá diferente repercusión, pero comprueben en particular la pobre incorporación de jóvenes en estos tiempos en que se están produciendo hornadas de decenas de miles de expulsados del sistema, sin encontrar primer trabajo, reducidas posibilidades de estudio, sin vivienda, desahuciados, visión pesimista de futuro peor que el pasado por primera vez en muchísimo tiempo, en gran parte sin esperanzas. Los socialistas no han crecido, al contrario muchos lo han abandonado, la mayoría de las veces quienes se marchan no lo hacen por grandes diferencias ideológicas, sino por el bloqueo del funcionamiento interno, la debil vida política que la maquinaria permite a sus militantes, y que éstos interiorizan asumiendo una reducida capacidad para discutir y elegir, para exigir participar y para facilitar colaboración. La maquinaria no solo es el aparato, también son los militantes de a pie, los que no quieren salir ni abrir ventanas para que entre otro aire, su negación ante lo nuevo, su permanente prevención y puesta en guardia ante cualquier idea diferente.

Felix Ovejero escribe en ‘¿Idiotas o ciudadanos?, Montesinos’ ‘‘…no atender información que no encaja con las propias opiniones, a desechar datos inconvenientes, a la falta de coraje para discrepar… La desconfianza es el punto de partida de la mayor parte de las críticas a las propuestas participativas… Lo importante es que el debate tenga lugar. Cuando únicamente se recibe información compatible con el propio punto de vista, las trincheras se ahondan. Una vez enfilada una vereda de opinión, las otras perspectivas desaparecen, no existen o no hay manera de saber que existen’’

Este modelo individualista, personalista, llega a todos los rincones del partido, también los documentos, faltaría más, pero son menos visibles y calan menos en comportamientos de militancia, la forma de hacer se difundía desde la cúspide, el Presidente del Gobierno Sr. Zapatero tomaba demasiadas decisiones fuera del Consejo de Ministros, como algunos altos cargos se han encargado de recordar, me enteré en la mesa del Consejo de Ministros, demasiadas decisiones fuera de las Instituciones, eligió hasta Presidente del Congreso de los Diputados, decisiones fuera de los órganos y debates del partido, nombramientos, elección de altos cargos, decisión de alianzas, de políticas nacionales e internacionales,… esta forma de proceder se extendió por Comités de Dirección y entramados de mando en las agrupaciones socialistas.

El Presidente del Gobierno se alejaba del Gobierno, no atendía a su partido, que a su vez no hacía caso a sus militantes, y éstos no escuchaban a sus votantes, una forma de devaluar el trabajo colectivo el cual fue desapareciendo como estilo de funcionamiento, precisamente en una época de grandes dificultades para la socialdemocracia hacían la vida interna más difícil para adaptar y comprender. Se produjeron demasiadas decisiones al margen de los equipos y la ciudadanía, y por el contrario se instaló un estilo basado en la poca participación que ellos entienden como de la democracia representativa, los militantes que ingresaron en el aparato del partido desde jovencitos han hecho su carrera dentro del mismo sin apenas relación con el trabajo laboral y el mundo exterior, y creen que funcionar así es lógico.

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