Las
gentes que deberían bullir están adormecidas o son en ocasiones meras correas
de transmisión, notoriamente visibles en debates públicos o encuentros
privados, lo cual seguro que hacen para no sentirse desplazados de la corriente
principal. Es dificilísimo entablar conversaciones o discusiones sobre cualquier
tema, sea la crisis de empleo, la realidad europea, la secesión de Catalunya, o
la actualidad China, lo más escuchado serán tópicos o consignas, las opiniones,
deliberaciones, elección de candidatos y de políticas va desapareciendo de las
sedes tradicionales… la participación política queda relegada a pocas personas
en los aparatos marginando la militancia, y mucho más las bases sociales.
Sucede
en todos los ámbitos, en todos los grupos, pero ahora conviene poner el acento
en la acera izquierda, que nunca debería sentir como amenaza aquella
colaboración y participación ciudadana que no quiere limitarse a dar su voto o
asistir a un mitin o una reunión bianual para elaborar una lista de problemas
del barrio. No deberían sentir amenaza, pero desde fuera se nota, se siente que
les incomoda, se conocen sus comentarios despectivos, sus portazos, sus
olvidos…
El
PSOE, los partidos, están cerrados a influencias exteriores, impermeabilizados
a opiniones y participación de sus bases sociales, que sienten más como
amenazas que como aportaciones, cuando es notoriamente visible que tras los
movimientos de indignados del 15-M los debates y nuevas formas de relación
política se han extendido por los barrios, fundamentalmente por mayorías
jóvenes, que siguen fuera del socialismo.
¿Cuántos
militantes ha perdido el PSOE en los últimos años? Desde 2008 hasta el 2013 dan
cifras en torno a 30.000 en toda España, quedando actualmente unos 200.000
militantes. Es fácil pensar que las bajas sean superiores a las citadas si tuvieran
en cuenta los retirados de la circulación que no han formalizado explícitamente
la baja, aquellos que no pagan pero mantienen el carnet. Al respecto en la
Federación Socialista Madrileña, según recogen algunos medios de prensa dan
pérdidas de afiliación en el entorno de un 40% cifras sensiblemente superiores
a las citadas en general para toda España. Lo peor, con ser negativo, no es la
cifra de bajas, es que ante una debacle como la puesta en marcha por el
Gobierno PP y la existencia de cientos de movilizaciones por todos los rincones
de España que han incorporado miles de nuevos activistas a las calles, no solo
no hayan sumado apoyos, sino que los hayan perdido. Desde luego falta una
profunda reflexión al respecto y aquellos que la bloqueen o impidan están
carcomiendo el PSOE.
En
cada pueblo tendrá diferente repercusión, pero comprueben en particular la
pobre incorporación de jóvenes en estos tiempos en que se están produciendo
hornadas de decenas de miles de expulsados del sistema, sin encontrar primer
trabajo, reducidas posibilidades de estudio, sin vivienda, desahuciados, visión
pesimista de futuro peor que el pasado por primera vez en muchísimo tiempo, en
gran parte sin esperanzas. Los socialistas no han crecido, al contrario muchos
lo han abandonado, la mayoría de las veces quienes se marchan no lo hacen por
grandes diferencias ideológicas, sino por el bloqueo del funcionamiento
interno, la debil vida política que la maquinaria permite a sus militantes, y
que éstos interiorizan asumiendo una reducida capacidad para discutir y elegir,
para exigir participar y para facilitar colaboración. La maquinaria no solo es
el aparato, también son los militantes de a pie, los que no quieren salir ni
abrir ventanas para que entre otro aire, su negación ante lo nuevo, su
permanente prevención y puesta en guardia
ante cualquier idea diferente.
Felix
Ovejero escribe en ‘¿Idiotas o ciudadanos?, Montesinos’ ‘‘…no atender información que no encaja con las propias opiniones, a
desechar datos inconvenientes, a la falta de coraje para discrepar… La
desconfianza es el punto de partida de la mayor parte de las críticas a las
propuestas participativas… Lo importante es que el debate tenga lugar. Cuando
únicamente se recibe información compatible con el propio punto de vista, las
trincheras se ahondan. Una vez enfilada una vereda de opinión, las otras
perspectivas desaparecen, no existen o no hay manera de saber que existen’’
Este
modelo individualista, personalista, llega a todos los rincones del partido, también
los documentos, faltaría más, pero son menos visibles y calan menos en
comportamientos de militancia, la forma de hacer se difundía desde la cúspide,
el Presidente del Gobierno Sr. Zapatero tomaba demasiadas decisiones fuera del
Consejo de Ministros, como algunos altos cargos se han encargado de recordar, me enteré en la mesa del Consejo de
Ministros, demasiadas decisiones fuera de las Instituciones, eligió hasta
Presidente del Congreso de los Diputados, decisiones fuera de los órganos y
debates del partido, nombramientos, elección de altos cargos, decisión de
alianzas, de políticas nacionales e internacionales,… esta forma de proceder se
extendió por Comités de Dirección y entramados de mando en las agrupaciones
socialistas.
El
Presidente del Gobierno se alejaba del Gobierno, no atendía a su partido, que a
su vez no hacía caso a sus militantes, y éstos no escuchaban a sus votantes, una
forma de devaluar el trabajo colectivo el cual fue desapareciendo como estilo
de funcionamiento, precisamente en una época de grandes dificultades para la
socialdemocracia hacían la vida interna más difícil para adaptar y comprender. Se
produjeron demasiadas decisiones al margen de los equipos y la ciudadanía, y
por el contrario se instaló un estilo basado en la poca participación que ellos
entienden como de la democracia representativa, los militantes que ingresaron
en el aparato del partido desde jovencitos han hecho su carrera dentro del
mismo sin apenas relación con el trabajo laboral y el mundo exterior, y creen
que funcionar así es lógico.
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