Me van a perdonar que ralentice la publicación sobre Alcorcón, opiniones del
balance de media legislatura; me voy a centrar en el tema de la
secesión catalana por unos días.
Pretendo dar forma a un trabajo para terminarlo
con cierta premura, un folleto o librito, concedo tremenda importancia y
actualidad al asunto, que podría estar muy cerca de reventar, con probabilidad de ver en meses próximos un grado de ruptura explicitado, con mayor
o menor violencia.
Me siento en la obligación de
escribir, no para los independentistas a quienes no pretendo convencer de nada,
fundamentalmente pensando en individuos izquierdistas, con muchos de los cuales
mantengo discrepancias en este proceso. Mi postura en cuanto al nacionalismo se
fundamenta en las de las izquierdas clásicas, alejada de muchos
izquierdistas modernos, demasiado condescendientes con el nacionalismo, hoy
catalán, en parte consecuencia de su rechazo al nacionalcatolicismo.
En todo caso, los dos son peores, una postura no puede llevar a la otra, tampoco acepto quedar arrinconado entre los dos polos de la contienda obligado a defender una u otra postura, y menos,
dejar de opinar sobre la cuestión nacional por considerar que a nosotros no nos afectará.
Se puede luchar para que todos puedan
expresarse con libertad, pero nunca confundirse con las ideas de todos aquellos
que opinan. Puedo entender muchas de las singularidades del pueblo catalán,
pero no acepto muchas de las cosas que dicen y hacen, y desde luego considero
que una ruptura es perjudicial para todos, allí y aquí, más cuanto más violenta.
En este asunto hay muchas posiciones controvertidas, no solo dos bandos, hay
muchos intereses contrapuestos que nos afectan a todos, extremeños y catalanes,
trabajadores y jubilados, partidos y sindicatos… Así que les invito a visitar ‘Arian seis’ donde estoy volcando mis ideas sobre esta ruptura que se anuncia.
No esperen encontrar salidas
sencillas, no hay soluciones fáciles. Ningún problema complejo las tiene, y
este es uno enorme y endiabladamente difícil. Todo aquel que le cuente aquello
de ‘yo lo arreglaba fácilmente’ es un peligro más que una ayuda en la búsqueda
de soluciones, amén de que no tiene ni idea de a qué nos enfrentamos. El riesgo
de ruptura es real y nos perjudica a todos.
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