Cultura para todos, aquí realmente quiere decir oportunidades para unos y no para otros, las revistas y acciones culturales se facilitan, apoyan y permiten, ¿y subvencionan?, firmas de la antigüedad ideológica, impregnadas de franquismo, religión y odio contra los diferentes, todos junto con las autoridades municipales, o a su lado, realizan juegos florales y cortinas de humo que dominan el panorama alcorconero abriendo una brecha entre realidad y escenario…
Artículos, revistas, funciones, eventos, conferencias que actúan como tapaderas de los problemas de la ciudadanía: del paro, los desahucios, la falta de comida, la pérdida de derechos de la mayoría y aumento de privilegios para unos pocos, no se habla de por qué esta crisis política, económica, institucional, de que pasa en Europa, en España, en el mundo, de cómo encontrar opciones de vida en un mundo nuevo, de la marginación de muchas personas y sectores por clase, raza, sexualidad o lugar de nacimiento… del aumento de la desigualdad, pérdidas de apoyos a los desfavorecidos, mantenimiento de ayudas y subvenciones a empresas amigas, exenciones fiscales a los ricos y grandes empresas, corrupción política, cobro de dinero pagado por empresas a cambio de favores, privatización de lo que es de todos para ponerlo en manos de unos pocos, donde luego van a trabajar quienes privatizan y un largo etc. de temas de los que sí se habla en los foros de la calle.
Aumentan los homenajes a personas y apoyos a entidades con vínculos religiosos, y ¿por qué no también laicos a los que se desprecia? ¿Por qué tanta defensa de lo privado, y no de lo público que es de donde cobran su salario? Aumentar la desigualdad entre poderosos y débiles, o entre los vecinos, es reducir espíritu ciudadano, reduce la actividad cívica, el sentimiento colectivo de pertenencia a una comunidad, a una sociedad, y reducir el sentimiento de participación colectiva limita la posibilidad de vivir con menores conflictos, es decir, agrava la seguridad y el vandalismo acercándose a modelos de sociedades con mayor violencia. Además, disminuye las capacidades del grupo social para encontrar soluciones válidas a los problemas, que solo podrán ser soluciones válidas, duraderas, estables, si fueran consensuadas, si contienen al conjunto de intereses. Y no olviden, que como mantiene Adela Cortina, vivir sin ética, resulta más caro.
Recordaremos que en España siempre hubo más papistas que el Papa, el actual Francisco en su periplo por Brasil defiende la laicidad del Estado, mientras aquí parece que volvemos a tiempos nacional católicos pasados, aumentan los regalos de suelo y subvenciones a colegios u órdenes religiosas, el privilegio de la iglesia con la inmatriculación es una canallada – miles de propiedades por toda España han sido puestas a su nombre, hasta la Mezquita de Córdoba, a la que han cambiado el nombre-.
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