No acepte usted la simpleza de explicar la crisis por causa de Zapatero. Las personas que siguen mis escritos desde 2009 sobre la crisis, económica y política, conocen mi tesis de que es imposible explicar un desastre colectivo con la única referencia de una persona o un gobierno, lo cual no invalida que haya que imputar responsabilidades individuales, y a unos más que a otros.
Habitualmente pretendo buscar explicaciones y responsabilidades colectivas al analizar los procesos sociales ya que parecen más adecuados que los que pretenden imputar a las decisiones de un individuo las transformaciones de la sociedad, sean buenas o malas. Considero una rémora los análisis tintados de religión o magia, viejos vicios españoles de buscar en un santo o demonio, el principio o fin de las cosas. Para la economía y lo social siempre son necesarios múltiples aspectos y tramos temporales muy largos que generalmente sobrepasan un gobierno.
Lo ocurrido con la difusión mediática de la crisis en España ha sido para estudiar, por varias cuestiones: una de ellas, la utilización política de un asunto para atacar al adversario, se da casi por sentado, aún cuando en este caso la oposición ha llevado al límite su falta de compromiso patrio, aún a costa de haber podido producir el ‘default’ del Reino de España. ( Su gente cercana de ‘Fedea’, se escandalizó entonces)
Recordemos que los recortes de mayo 2010, fueron votados en contra por el PP, salieron adelante en el Parlamento con un solo voto de diferencia. Pocos imaginan el desastre que pudo ocurrir en este país si hubieran sido rechazados, la quiebra del Estado, central, autonómico y local, paralización de la administración pública, impagos de pensiones y salarios, prestaciones como sanidad y educación paralizadas en parte, posible corralito bancario, etc. etc. Hasta ahí llegó el PP por conquistar el poder y un poco más abajo ha seguido jugando hasta hoy. La situación vivida en estos años ha sido realmente terrible y seguirá siendo todavía crítica por un tiempo.
Otra cuestión a considerar es que los medios de prensa, las organizaciones sociales, la sociedad civil, han explicado poco y mal la crisis española, las causas, los antecedentes, los motivos, las opciones y salidas pero sobre todo han callado las responsabilidades, centrando todo el desastre en los políticos, o mejor dicho solo en una parte de ellos, en el gobierno del PSOE, silenciando nombres, empresas, instituciones y políticas de gobiernos del PP responsables, junto con otros, de la creación de la burbuja inmobiliaria y de crédito que asoló España.
Nadie nombra a las grandes inmobiliarias y constructoras, agujeros negros del inmenso crédito bancario, nadie habla de sus trapicheos en las diferentes administraciones, no se nombra a los personajes sanguijuelas, conseguidoras de favores, típicos del capitalismo español que ligaban suelos y especulación. Nadie cita los miles de gañanes que en la costa y en el interior han modificado planes de urbanismo y se han enriquecido con los desastres que nos dejaron, nadie cita a los cientos de políticos de todos los partidos, que en ciudades y Comunidades esperaban el maná de los ingresos inmobiliarios para gastar a manos llenas pensando que, total por dejar un poquito por aquí, no hará mal a nadie.
Casi nadie nombra a los banqueros, a los grandes, medianos y las Cajas que vendían préstamos a tutiplén, tomando dinero prestado del exterior porque aquí no había y concediéndolos muy por encima de los límites de riesgo aceptados hasta entonces, que sorteaban las normas del Bco. España respecto a coeficientes, aumentando las titulizaciones (vendían a otras compañías miles de préstamos, que a su vez se troceaban en títulos que se colocaban en los mercados, sacándolos del balance, lo cual modificaba los coeficientes, para volver a conceder nuevos préstamos). Lo anterior era regado con los típicos bonus, sobresueldos millonarios a los ejecutivos bancarios por conseguir aumentos vertiginosos en sus cifras de corto plazo.
Total si pasaba algo sabían que luego llegaría papá Estado a rescatar a los ricos, y encima los periodistas y políticos afines, muchos en nómina, culparían a los gobiernos que les prestaran ayuda por gastarse tanto dinero de la ciudadanía.
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