miércoles, 20 de mayo de 2015

En las elecciones, yo no votaré PSOE

Qué lástima de socialistas, como han ido desperdiciando la fuerza que tuvieron en años pasados. Sordos y cerrados a cal y canto, ahora deberían pasar un período de readaptación, cambiar de equipo dirigente y mirar más allá del PP y aceptar realidades distintas, gentes nuevas y sobre todo, pararse a pensar e intentar comprender cuales fueron sus errores, lo cual requiere reflexión antes de respuestas, para ello hay que empezar por hacerse las preguntas adecuadas, en silencio, cada individuo, alejado del fragor de la batalla diaria que en ocasiones solo es utilizada como coartada para no querer mirar atrás las propias responsabilidades en actitud, palabras y actos.


Dentro de mis amigos socialistas, todos mayores, algunos fueron cargos electos y han abandonado el partido en estos años, unos quemados de intentar cambiarlo desde dentro se fueron a casa, otros, metidos en procesos de construcción de nuevas formaciones como Equo, de la que salen al poco tiempo aburridos y se ponen a impulsar Podemos u otros proyectos. Algunos siguen militando dentro, incluso con cierta responsabilidad madrileña, dicen estar hartos de la poca discusión y vida política interna, al menos éstos son de los pocos que escuchan. Otros amigos militantes socialistas desde antes de la muerte de Franco, insisten en que fuera no hay lugar para nada, por tanto se cuecen en sus propias ideas internas y cierran sus oídos a cualquier análisis, comentario o crítica de la situación.

La cuestión que se plantea mucha gente, queda reflejada en una triple cuestión:

1) ¿Un gran conglomerado progresista fue útil en el pasado?
2) ¿El papel de conglomerado progresista que el PSOE tuvo antaño está vacante?
3) ¿Podría o tendría que ser sustituido por otro partido o coalición? O por el contrario los militantes socialistas tendrán las suficientes agallas como para reconducir la situación, lo cual implica a muchos de ellos echarse a un lado y abrir puertas a gente nueva.

Rectificar es de sabios. Pero de sabios que se han equivocado. Reconocer errores no es confesar culpas y seguir haciendo lo mismo, implica sobre todo modificar comportamientos, para lo cual es imprescindible escuchar, porque si hasta ahora no los han reconocido-modificado, quizás no sepan exactamente qué quiere la gente. También puede ocurrir que no quieran aceptarlo, o peor aún, se consideren fuera del foco de responsabilidad por lo ocurrido, -ya saben culpables los mercados y el liberalismo, nunca decisiones concretas- en todo caso, sin abrirse a otras opiniones ajenas a compadres de militancia de estos años será imposible modificar actitudes, y estarán contribuyendo a destruir el partido, cuando quieran darse cuenta de ello será demasiado tarde.

Los socialistas no sintieron necesidad de aclararse

El PSOE sigue sin dar explicaciones ni aportar análisis de su actuación de años atrás, lo cual lleva a desconfiar de que hayan entendido a los ciudadanos, y lo ocurrido, que no solo era una crisis internacional provocada por las subprime de EEUU  y posterior quiebra de Lehman Brohters, como todavía decían en mítines de la campaña municipales de 2011 –escuchado en Alcorcón un responsable del PSM-. No solo fue aquello, porque la burbuja inmobiliaria española existió, que es una de las partes más graves de nuestra propia crisis económica, y no hicieron lo adecuado, al igual que otros muchos componentes de nuestras crisis internas que se agravaron sin duda, por la crisis financiera internacional y posteriormente la crisis de deuda en Europa. Todas diferentes, interrelacionadas y sobrealimentadas entre sí golpeando España.

Personas cercanas, asesores, militantes del PSOE altamente cualificados avisaron y fueron apartados o ninguneados: como Julio Rodríguez y Ricardo Vergés, grandes expertos inmobiliarios; el propio Miguel Sebastián en la campaña a alcalde madrileño, antes de formar parte del equipo económico de Zapatero, antes de ser ministro, advertía de los graves riesgos de la burbuja; asesores de Moncloa, Andrés Ortega, reputado intelectual, conocía los peligros del nuevo siglo; y un largo etc. entre los que conviene incluir a Zaplana y su aviso antes de irse, de posible quiebra en Cajas Mediterráneas. Todo se fue tapando con declaraciones oficiales del gobierno y del partido, de Chacón, Bibiana, Zapatero… no había burbuja, no había problemas financieros, no había problema competitividad… (Y por supuesto tapándose con las opiniones del PP de Aznar, inmobiliarias, banqueros, prensa, etc.)

La cuestión es importante porque se quieren evitar responsabilidades al extender la mentira de que nadie vio lo que se venía encima, entendiendo por ello la quiebra de Leman Brothers y repercusión posterior en forma de crisis financiera internacional, pero la burbuja inmobiliaria y de crédito española fue avisada suficientemente, otra cosa era cuantificar la repercusión precisa de su pinchazo. Desde luego nadie sabía exactamente de su enorme poder destructor, pero había muchas personas altamente cualificadas y cercanas a los círculos de poder que avisaban en la primera legislatura socialista 2004/2008 que entrábamos en una crisis fortísima sin estar suficientemente preparados para resistirla, no fueron escuchadas, el PSOE, fue impermeable. Igual que el resto de partidos e instituciones. El problema de fondo que no abordan es ¿por qué el partido estaba tan cerrado a escuchar y debatir posibilidades? ¿Cómo pudo alejarse tanto del modelo de partido de la Transición que tantos éxitos reportó?
Este modelo individualista, personalista, llega a todos los rincones del partido, también los documentos, faltaría más, pero son menos visibles y calan menos en comportamientos de militancia, la forma de hacer se difundía desde la cúspide, el Presidente del Gobierno Sr. Zapatero tomaba demasiadas decisiones fuera del Consejo de Ministros, como algunos altos cargos se han encargado de recordar, me enteré en la mesa del Consejo de Ministros, demasiadas decisiones fuera de las Instituciones, eligió hasta Presidente del Congreso de los Diputados, decisiones fuera de los órganos y debates del partido, nombramientos, elección de altos cargos, decisión de alianzas, de políticas nacionales e internacionales,… esta forma de proceder se extendió por Comités de Dirección y entramados de mando en las agrupaciones socialistas.

El Presidente Zapatero se alejaba del Gobierno, no atendía a su partido, que a su vez no hacía caso a sus militantes, y éstos no escuchaban a sus votantes, una forma de devaluar el trabajo colectivo el cual fue desapareciendo como estilo de funcionamiento, precisamente en una época de grandes dificultades para la socialdemocracia hacían la vida interna más difícil para adaptar y comprender. Se produjeron demasiadas decisiones al margen de los equipos y la ciudadanía, y por el contrario se instaló un estilo basado en la poca participación que ellos entienden como de la democracia representativa, los militantes que ingresaron en el aparato del partido desde jovencitos han hecho su carrera dentro del mismo sin apenas relación con el trabajo laboral y el mundo exterior, y creen que funcionar así es lógico.
En las elecciones municipales de 2011, el PSOE obtuvo en Alcorcón  un 31.41% de los votos en las elecciones generales, meses después, siguió perdiendo votos, logró sacar un 28.68%. A pesar de todo siempre es posible encontrar a otros peor situados, el PSOE en Alcorcón mejoraba datos respecto al conjunto de los socialistas en la Comunidad de Madrid, que obtuvieron en las elecciones municipales un 24.13% y en las elecciones generales meses después, lograron un 26.03%. en ambas elecciones los socialistas de Alcorcón no eran los peores de la Comunidad madrileña, lo cual pudo actuar de cortina de humo que impìdiera ver el fracaso alcorconero. Aquel vuelco electoral era la manifestación de un fracaso que nadie explicó, y que continuó y continua, costó rupturas internas, pero tras ellas los socialistas alcorconeros siguieron su andadura con parte de los mismos dirigentes, iguales métodos y proyectos, como si no hubiera pasado absolutamente nada, y aquel desastre siguió. La la nueva era de pérdida de competitividad europea, la globalización, mercados y emergentes, la crisis, su gestión, su ceguera y sordera ante la nueva realidad, la burbuja inmobiliaria y de crédito, todo hizo estragos en este país y cambiaron profundamente la realidad española para muchos años, pero ellos siguieron sin adaptarse como si no pasara nada. Pero la gente veía otras cosas.        
Puertas y ventanas cerradas impidieron enterarse de lo que sucedía

Después de lo ocurrido en estos años, los partidos deberían ser hervideros de discusiones, deberían generar intensas discusiones y debates máxime en los partidos de izquierdas, el retraso en reaccionar para dar explicaciones es alarmante, desconocemos relatos oficiales que sean coherentes explicando lo ocurrido, no conocemos las responsabilidades de cada cual en decisiones concretas y líneas de actuación que se llevaron a cabo que ahora nadie parece querer asumir. La ciudadanía, los votantes, desconocemos los problemas que identificaron las secciones locales en cada localidad, en cada agrupación y los intentos que hicieron para corregirlos, no sabemos por qué tomaron unas decisiones en vez de otras, y seguimos sin distinguir en sus líneas de actuación política las alternativas de corto plazo, de los sueños para futuros indeterminados, seguimos sin conocer planes de salidas reales que modifiquen la situación, a corto plazo.

El caso es que mucho debería cambiar, más rápido, más fuerte, más lejos, de lo que estamos viendo, pero el primer paso para ello sería plantearnos ‘algo mal se estará haciendo para que crezca la desafección hasta poner en peligro el sistema’. Pregunta que deberían formularse los militantes de toda condición, antes de sufrir mayores batacazos, que son posibles. Debates no faltan, pero deben ser aún insuficientes ante la parquedad de los resultados que se aprecian. La crisis abrió el melón de la regeneración democrática, que empezó a removerse en el lateral izquierdo, siendo un gran aldabonazo el 15-M, que entre otras supuso el cuestionamiento de las formas de representación, debate y decisiones en torno a la actividad política.

Si no queremos reproducir los errores del pasado estamos obligados a considerar las ideas más diversas, justo aquellas de quienes están más alejados que nuestros propios compañeros. Resulta increíble lo que sucede desde hace años en los grandes partidos; cuando yo era joven los activistas teníamos como misión hacer, activar, reivindicar, estudiar, agitar… y una misión fundamental, conseguir que la gente se moviera, buscábamos cualquier colaboración, ligarnos al nivel de cada persona, el objetivo era lograr la participación, ahora parece que las estructuras de los partidos y sus militantes solo quieren adeptos que voten, sin discusión, quieren que miremos como espectadores, si alguien quiere colaborar, actuar, le ponen pegas.
 
Los partidos han estado tantos años sin abrirse a realidades diferentes que han logrado que los cerebros solo capten señales del propio clan, por ello despreciaron todo aviso, llamada, u opinión que contradecía a la tribu, no estaban preparados para captar nuevas formas y cambios hasta el punto de que los partidos están tirando por el precipicio el sistema/régimen sin hacer nada por impedirlo, de tal forma que hoy el mayor enemigo del PP y del PSOE –o del PCE- son sus propias direcciones y militantes manifiestamente anquilosados ante la opinión de la inmensa mayoría de ciudadanos, como muestran repetidamente los datos de numerosas encuestas, además de opiniones nacionales, internacionales, la ciudadanía hoy en España va por delante de los partidos respecto a exigencia de cambios necesarios.

Y aquí estamos en Alcorcón, mirando al lateral izquierdo, porque será condición necesaria, aunque no suficiente, tratar los problemas localmente. Será imposible resolver el problema general si no se aborda en cada localidad, al igual que resultará insuficiente hacerlo en particular y no en general.
Son necesarias más explicaciones. En Alcorcón y en todas partes
  
Comienza la actual legislatura en Alcorcón en las elecciones de 2011 con una descomunal derrota socialista, sin que hasta el momento hayamos tenido explicación pública de qué pasó y por qué perdieron casi un tercio de los votos logrados en 2007, fueron 12.681 votos menos –pasaron de 39.487 a 26.806- que representaron una caída del 15% de votos, cifra superior a las de otros pueblos del área –la caída fue bastante mayor en Alcorcón, que en el conjunto de la provincia madrileña-. Los análisis publicados por los socialistas sobre tal desastre han sido insuficientes. Escribí: En unas elecciones, la debilidad del contrario, sobre todo cuando gobierna, pesa tanto o más, que la fortaleza propia. En las pasadas elecciones municipales –y generales- perdió el PSOE más que ganó el PP, las bases sociales vinculadas a la alternativa socialista los abandonaron exigiendo grandes cambios.

Ahora ya no sirve reconocer errores de despilfarros, y punto. Hay que profundizar, ¿por qué el funcionamiento normal no permitía advertirlos a tiempo?, ¿Por qué tan poca permeabilidad con la ciudadanía? Surgen cuestiones en la relación entre partido y electores, de entrada reconocer que existe la relación y está descompensada, demasiado peso entienden en el partido como órgano colectivo de representación y poco en las bases sociales susceptibles de ser representadas, los ciudadanos que eligen a sus representantes perciben falta de atención de éstos y esperan sus respuestas.

Este asunto no se resuelve con primarias, ni con una reunión vecinal para contar y sacar listas de reivindicaciones, ambas cuestiones necesarias, pero lo que pide una revisión completa es la relación que se establece entre representante y representados. Lo que se está planteando es una relación abierta o cerrada entre electores y elegidos, en donde los representantes no sean dueños exclusivos de la llave decisoria de abrir o cerrar la comunicación. Los electores se sentirán representados si pueden actuar y decidir, escuchar y hablar, discutir y opinar, la comunicación se producirá solo si existe en ambas direcciones.
Reconocer errores supone rectificar, cambiar la forma de actuar

En Alcorcón, reconocer que ‘quizás el CREAA fuera un error’ es muy poca explicación para entender por qué los ciudadanos han retirado miles de votos en unas elecciones, -en cuantía muy superior aquí al resto de ciudades madrileñas, y cercana al doble de la media de pérdida de la Comunidad de Madrid-. Sin duda la crisis afectó a todo el socialismo, pero también ofrece poca duda que componentes locales alcorconeros pesaron en la pérdida de confianza del electorado socialista. Hay que avanzar en el análisis y ello no es posible sin abrir el partido, que ahora está cerrado, porque no solo se trata de decir nos equivocamos, se trata de transmitir que se ha entendido la desafección provocada por el funcionamiento que permitieron actuaciones erróneas; solo comprendidas, permitirá modificar actuaciones futuras. Podrían haber convertido el batacazo en oportunidad de cambio, abriendo puertas y ventanas a las opiniones de la ciudadanía, en el estilo de ‘tormenta de ideas de los indignados’, y no lo han hecho, perdiendo la ocasión de llevar razones concretas a la política, además de intereses ciudadanos.

Veamos ejemplos de rectificación que indicarían mayor atención prestada a lo sucedido y cuya aclaración indicaría mayor cercanía a modificar prácticas de funcionamiento político. El CREAA pudo ser una buena idea, intentaba generar una actividad económica, social, cultural… con fuerza diferencial en el sur de Madrid podía intentar ser icónica para un entorno de más de 2 millones de habitantes… buena idea y mal desarrollada; porque la decisión concreta no se discutió lo suficiente para realizarlo con mayores apoyos y la menor oposición; todo gran plan que pretende perdurar es conveniente realizarlo con la colaboración del resto de fuerzas políticas, o minimizando su oposición. En otra dirección, un proyecto del que se desconocen resultados, no debió empezarse mastodónticamente construyendo todos los edificios a la vez, pudo haberse iniciado una fase y no todos los edificios, previendo la posibilidad de ampliar en el futuro.

En cualquier circunstancia política o económica, acometer varios grandes planes de inversión simultáneamente, no está aconsejado por los estudios de riesgos, -salvo extremas circunstancias que deberían debatirse suficientemente- porque aumentan las posibilidades de tropiezos grandes ante giros de coyuntura, y aquí en Alcorcón estamos hablando precisamente de enormes realizaciones coincidentes en el tiempo. Al Ensanche Sur en marcha, se sumaron la construcción de una red de parking subterráneos, el macro-proyecto del CREAA, la construcción de centros cívicos, el mantenimiento habitual de la ciudad, parques, zonas infantiles jardines, polígonos industriales, construcción del Centro Unificado y el Ensanche Norte… ¿A nadie le pareció demasiado en aquellas circunstancias? ¿Ítem más, acaso no es un error en sí mismo, entender la política como una gran lista de cosas a realizar?

Y aquí inserten el matiz previo anterior, recuerden la construcción de una carretera por debajo de la existente de Extremadura, colindante con  la Casa Campo,  para dotar a ese kilómetro de entrada a Madrid de un jardín, al lado del mayor pulmón verde madrileño; Dice Félix Arias sobre la M-30 en el curso ‘Economía, poder y mega proyectos’ ‘El colapso de coches, después de las obras, es el mismo, pero invirtiendo 5.000 millones de euros, cuando se había anunciado un coste de 1.700. Eso sí, se hacen con “las tuneladoras más grandes del mundo” que, casualmente, cuando se adjudican las obras, ya están construidas. “Es la autopista más cara del mundo por kilómetro”. La clave: dar mejor acceso a las radiales de Madrid, especialmente a las de pago, y poner en valor así fincas a veinte y treinta kilómetros del centro de la ciudad’. Otro ejemplo del PP, la construcción de un gran teatro de ópera en el Escorial, que se utiliza solo unos pocos días al año, o edificios singulares, deportivo culturales imposibles de mantener, con el cuento de futuras olimpiadas,… si no les gusta Madrid gobernada por el PP desde muchos años atrás, den una vuelta por el corrupto Levante, la Comunidad Valenciana y su gigantesca basura y derroche, votada en mayorías absolutas masivamente por los valencianos, o por otros puntos de España.

Al margen de que crisis y burbujas fueran visibles o no por las agrupaciones locales o autonómicas, en cualquier situación del ciclo económico, haber pretendido abarcar tanta amplitud desde un ayuntamiento de 170.000 habitantes forma parte de las equivocaciones del PSOE. El Ensanche Sur –uno de los mayores planes de vivienda pública de España- hubiera requerido varias legislaturas para su realización y consolidación, sin abrir al mismo tiempo nuevos frentes de construcción y dispersión de riesgos, no tenía sentido un proyecto de gran crecimiento del pueblo al norte cuando no estaba consolidado el gran crecimiento del sur. Eran tiempos en toda España en los que muchas personas soñaban crecimientos de población del 50%, ¿no estaba claro que doblar la población era una barbaridad, inconveniente, e imposible?
 
El error de comportamiento inapropiado no lo provoca el estallido de la crisis, con ella todo se trastoca y acrecientan los riesgos, pero el error es anterior, se conociera o no la existencia de una burbuja, el funcionamiento de los partidos era inadecuado democráticamente, e inapropiado para conseguir resultados eficientes social y económicamente. Lo que pusieron de manifiesto las movilizaciones de indignados no era solo el conflicto socialismo/capitalismo sino algo concreto que suelen ocultar las grandes discusiones ideológicas, la falta de democracia en partidos e instituciones apartaba a la ciudadanía de los debates y las decisiones. Y ya no era soportable.

Seguro que algunos pensarán que nadie en Alcorcón podría haber previsto la debacle posterior a la burbuja. Es cierto a medias, relativamente. Los partidos políticos deberían tener, dentro o fuera de ellos, suficientes conocimientos y recursos intelectuales para estar al día y poder enfrentar grandes problemas y desafíos, y deberían ser capaces de transmitirlos comunicando las perspectivas a todos sus militantes y cargos públicos de cualquier administración, de lo contrario no merecen gobernar. Aquí en 2007 el pinchazo era visible, en 2008 ya era evidente un giro extremadamente preocupante provocado por la desaparición del crédito y el desplome del precio de los activos, quedaba 2009 para intentar cambiar de rumbo, al menos para minorar el golpe, porque entonces ya era conocido el problemón bancario que llevaría aparejada la desaparición del crédito por muchos años, lo cual afectaría a todo el entramado de ilusiones, fueran Ensanche Sur, Norte, Parkings, CREAA… y quedaba 2010. No hubo cambio de rumbo, ni siquiera el programa electoral de 2011 contemplaba frenar, más bien al contrario, era una escapada hacia delante.
La legislatura municipal arrancó en 2007, año en el que explotaron las hipotecas subprime en EEUU, cuya burbuja inmobiliaria se desinfló en 2006, que es cuando los precios de la vivienda frenan como consecuencia de la subida de tipos de interés de 2005, y en meses comienzan a caer, comportamiento paralelo al manifestado en España. La quiebra de Lehman Brothers se produce en septiembre de 2008, comienza la crisis financiera internacional. En España la burbuja inmobiliaria llamaba la atención a mucha gente desde años antes, Mariano Guindal, en ‘El declive de los dioses’ Planeta 2011, pp. 459, relata una conversación con Miguel Sebastián, responsable del programa económico socialista, en campaña electoral de 2004, éste advertía de la gravedad de la burbuja española y su inevitable estallido, que se llevaría todo por delante empezando por los bancos, entonces era hombre de confianza de Zapatero, cuando los socialistas ganaron las elecciones generales, no aceptó ser ministro de economía -pasó a la oficina presupuestaria, gabinete económico de Zapatero, años después fue nombrado ministro-.
En los municipios uno se pregunta sobre si la militancia no tuvo dudas, tanto en los grupos de gobierno como de oposición porque, al menos, ante las dudas de gente que está metida en el trabajo diario de administrar, debió aparecer el sentido común y ante el desplome de ingresos tributarios municipales quizás indicaba que se debía haber frenado en lo posible todo proyecto no esencial, -todos no pueden ser esenciales, por definición solo puede ser alguno, porque si todos lo fueran se estaría afirmando que ninguno destacaría- frenar el desarrollo desbocado de tanto gran proyecto realizado a la vez, reducir la grandiosidad del CREAA, dejar sin construir algún centro cívico, o aparcamiento, etc.
Faltó comunicación, pero eso no quiere decir que fueran malos comunicadores, no confundan, faltó interrelación con el mundo exterior al grupo, en las sedes centrales del partido y en las agrupaciones locales, comunicación no solo es contar cosas a un periódico, sino convencer a la ciudadanía de que aquello que sufre es lo que realmente pasa tal como dicen ellos, -aquel sistema financiero español del que debía aprender el mundo, se convierte hoy en pieza esencial de la campaña de recuperación del PP, choca con la realidad de la gente que vive destrozada, pero en aquel entonces de Zapatero era la mitad de un sistema financiero quebrado- Para la campaña de municipales de 2011, estaba claro que no habían entendido la situación que atravesábamos la ciudadanía, ni la que estaban viviendo los militantes, actuaban como si no hubiera ocurrido nada especial, en los programas electorales continuaron hablando de enormes planes de desarrollo, en un país que transitaba la senda de ser rescatado e intervenido desde mayo de 2010. Su ignorancia era patente aún cuando se les avisaba de que el crédito había desaparecido para muchos años, estaban cerrados en su torre sin escuchar, no es extraño que respondieran que ‘el dinero no es problema’.

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