Si se hace un parking, criticamos las molestias que producen las obras, sin destacar que es vital quitar los coches de las calles y meterlos bajo tierra. En mi barrio se desató contra la construcción del parking de la plaza, una campaña tremebunda.
Cuando el Ayuntamiento construyó el parking de mi plaza, un sábado por la tarde llamaron a mi casa dos individuos que no eran vecinos, los cuales ante mi requerimiento de identificación respondieron que venían y actuaban como militantes del PP, querían convencerme de que firmara un escrito contra el parking. En aquellos tiempos veíamos en periódicos del pueblo que el PP se hacía eco de los escritos de firmas para criticar al PSOE. ¡Acabáramos!, la oposición al parking se trataba de una campaña política.
A mí me parece que en todas las plazas y zonas libres de las ciudades debería ser obligatorio tener aparcamientos, porque vivimos rodeados de seres humanos con múltiples necesidades que deben ser atendidas diariamente y para ello es imprescindible la comunicación y los transportes. Los coches tienen que circular para llevar personas, mercancías y servicios que permitan el suministro y la conservación de servicios básicos que todos utilizamos, tales como; electricidad, gas, agua, telefonía, televisión, sanidad, educación, bomberos, alimentación, etc. y ello solo se asegura en una ciudad si existen posibilidades de desplazamientos rápidos y fáciles de vehículos y personas.
Todos tenemos necesidad de los coches en esta sociedad, los que vivimos en barrios utilizamos sus servicios diariamente, los comercios e industrias, para recibir y repartir sus productos que los vecinos compramos cada día, los particulares para trasladarnos a trabajar, divertirnos, o para traer a los hijos por las mañanas y dejárselos a los abuelos o para recogerlos del colegio, o para llevar a los padres al médico, o para ir de vacaciones. Para traer o llevar cosas y personas utilizamos los coches.
Todos necesitamos de reparaciones en las casas, fontaneros, electricistas, antenistas, etc. trabajadores que deberán venir en coche, como asimismo los que nos traen el gas o las compras del comercio. Nosotros queremos ir al banco, al bar, al ambulatorio, o al hogar del pensionista, pero en esos edificios los trabajadores que nos atienden deberán venir a trabajar en coche que tendrán que dejar en alguna calle. Queremos comprar, aquí en el barrio, periódicos, jabón, vino, hilos, leche, pan, bombillas, etc. para lo cual alguien debe traerlos en furgonetas. Queremos que médicos y ambulancias lleguen cuando estamos enfermos, y los pueblos no tienen sitio para tantos coches, no son tan largos como para poner un coche tras otro. Tengamos en cuenta que 1.000 plazas de aparcamiento subterráneo equivalen a mas de 6 km. de coches en las calles. Tremendo.
Todos, nos beneficiamos de los coches, directa o indirectamente. Estoy a favor del aparcamiento subterráneo porque el coche hay que dejarlo en alguna parte y parece que lo más razonable es dejarlo bajo tierra, para que moleste lo menos posible.
martes, 30 de junio de 2009
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