miércoles, 7 de abril de 2021

Conoce a: Gabilondo, PSOE

El candidato socialista a las elecciones autonómicas madrileñas, Ángel Gabilondo, a su llegada al Comité Regional de las Juventudes del partido, en Fuenlabrada (Madrid) el domingo. RICARDO RUBIO / EUROPA PRESS / EUROPA PRESS


Un Gobierno excepcional: ni más impuestos ni más extremismos. Angel Gabilondo, 23-03-2021

Algunos dicen que soy un soso. Si es por sosegado, desde luego, tienen razón. Porque no creo en la bronca. Porque no me gusta vociferar. Porque cuando se trata de la pandemia, la vacunación y la recuperación económica no resumo mi programa en un tuit. Tengo mucho más que decir.

Es verdad también que soy serio. Pero lo contrario de serio no es divertido. Lo contrario de serio es frívolo. Detesto el aburrimiento, pero me tomo las cosas serias en serio. Me parece que es serio lo que sucede a miles de madrileños que solo han crecido con crisis y más crisis. Es serio que no pocos de mis antiguos alumnos continúen sin casa, sin trabajo, con miedo. Que sus abuelos sigan trabajando. Y sus padres en el paro o sobreviviendo. Cuando en Madrid no falta dinero y lo que sobra es este espectáculo.

También dicen que soy demasiado formal. Será porque el descaro y el insulto no me representan. Será porque no creo ni en el odio ni en la tensión. Será porque, definitivamente, no soy un político de marketing. Soy lisa y llanamente un profesor. He sido rector, ministro. He perdido y he ganado las elecciones en Madrid. Y a mi edad sé un poco de lo que es la vida. Sé que los verdaderos problemas son esos que te sorprenden un día cualquiera a las siete de la tarde. Que cada día debemos hacer algo que temamos. Algo que añoremos. Algo que aprendamos. Que debemos ser valientes y saber dónde estamos y dónde no. Y yo estoy en la izquierda. La izquierda de Gobierno. La izquierda que no va contra nadie. Y nosotros somos la izquierda. Proponemos un Gobierno serio y para ello sabemos que tenemos que hablar en serio.

Estoy, como muchos de vosotros, frente a este espectáculo, a esta bronca y a esta forma de hacer que es pura antipolítica siempre. Y más, en plena pandemia... No me representa.

Por eso, sé que el 4 de mayo no son unas elecciones más: luchamos frente a un virus en una situación excepcional que requiere medidas excepcionales. Yo no voy a deciros que la alternativa a nuestra candidatura sea la ultraderecha, que ya supone una opción nefasta de por sí. Es algo mucho peor, y más amplio: es la degradación de la política. Son los gritos que no dejan escuchar las razones.

No se trata de comunismo o libertad, de socialismo o libertad o de Madrid o la ultraderecha. Es mucho más que eso. Se trata de Madrid o Madrid. Seré cristalino. Tengo un plan de cinco puntos que quiero implementar:

-El primer punto: propongo un Gobierno excepcional para Madrid de dos años, hasta 2023. Un Gobierno excepcional no toca la fiscalidad. Ni para subir los impuestos como proponen unos ni para bajarlos como proponen otros. No los vamos a tocar.

-El segundo punto: si las urnas así lo posibilitan gobernaré con Más Madrid y con Ciudadanos. Tal como se están pronunciando los distintos partidos políticos es la fórmula con la que me siento más cómodo. Los planteamientos de las demás no encajan en los esquemas de superación de la confrontación que estoy proponiendo. No quiero más extremismos.

-El tercer punto: queremos un Gobierno progresista que se va a dedicar a la vacunación, la recuperación económica y a no dejar a nadie atrás. Son las prioridades indiscutibles.

-El cuarto punto: Europa. Debemos impulsar un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El éxito de Madrid será el de España. No podemos fallar. Los jóvenes dependen de ello.

-El quinto punto: las madrileñas y madrileños. Debemos hacerlo con ellos de abajo arriba. Ya va siendo hora de elevar el debate público en este país y les necesitamos.

Madrid necesita, por lo tanto, no solo otro hacer y palabras, necesita hechos. Necesita gestionar una vacunación ordenada. Necesita gestionar bien una recuperación. Necesita alguien que esté al frente de los fondos europeos y de la estrategia de vacunación. Una estrategia que proteja a todos para sacar a Madrid adelante cuanto antes.

No podemos seguir en esta situación. Madrid no se lo merece. No podemos generar por más tiempo una imagen de inestabilidad que corre el riesgo de hacer tambalear las oportunidades de una región extraordinaria, centro de talento y de innovación. Necesitamos la mejor versión de Madrid, y la necesitamos ahora, en esta encrucijada histórica en que nos encontramos.

Necesitamos volver a sentirnos orgullosos de Madrid. Necesitamos personas con cualidades, un equipo fuerte, plural y unido al frente de la gestión, que lidere y reactive Madrid. Hace más de ochenta años que Ortega y Gasset, cansado de ver cómo la sociedad argentina desperdiciaba un espléndido porvenir en absurdos enfrentamientos personales, pronunció una frase que todavía resuena en ese país: “¡Argentinos!, ¡a las cosas!, ¡a las cosas!”. Ahora, cuando el espacio público se llena de absurdos enfrentamientos que nos secuestran la energía para trabajar en las cosas que de verdad importan, es el momento de retomar aquella invocación y proclamar: “¡Madrileños!, ¡a las cosas!, ¡a las cosas!”.

¿Y cuáles son las cosas?:

Primera, la de dar paso al futuro, y dejar por fin atrás el tiempo pasado que representa el Partido Popular. Un pasado de desigualdad, injusticia social y corrupción, que ahora transita además por un presente extremista y demagógico. El mundo en recuperación al que nos asomamos dice adiós a las viejas recetas conservadoras para hablarnos de sostenibilidad, de transición energética, de digitalización, de cohesión social y territorial, de feminismo. Es decir, de la agenda que representa el Partido Socialista.

En segundo lugar, estabilidad. Hace casi seis años entré en la Asamblea de Madrid y ya he visto pasar a cuatro presidentes del PP y a numerosos portavoces de la oposición desde que ocupé mi escaño. Los madrileños necesitan un presidente que ultime su mandato. Que es precisamente lo que nuestra comunidad más necesita.

Y en tercer lugar, restablecer la dignidad política e institucional. Porque tres de quienes han ostentado la presidencia de la Comunidad de Madrid se han visto ante la justicia para dar cuenta en diferentes procesos por acusaciones de corrupción. Esto me parece absolutamente imprescindible. No podemos ser una comunidad donde quede en cuestión la ética pública. Esto es muy serio. La política es algo serio, en el más alto sentido de la palabra.

No he entrado en política para incendiar las redes. Tampoco para entretener, ni para hacerme un nombre. Acudiré encantado a cualquier foro o plató de televisión para debatir, contestar o exponer; no para sobreactuar ni para insultar. Me siento más representante que actor. Y eso sí que es lo importante. Pero tengo las cosas claras.

Creo en un Gobierno que haga frente a cualquier forma de radicalidad y extremismo; que rompa la dialéctica de insultos y amenazas entre bloques enfrentados que tanto nos avergüenza y debilita; que traiga seguridad política, económica y fiscal a una región llamada a liderar la recuperación de nuestro país.

Un Gobierno que ya fue posible hace dos años, pero, entonces, Ciudadanos regaló la llave de la Comunidad a la derecha y la ultraderecha. Dos años después, sabemos que el resultado ha sido estéril. Se equivocó. Perdió la oportunidad de proceder a la indispensable regeneración política y democrática de la Comunidad de Madrid. Aquel error es el que nos ha traído a la actual situación, cuyas consecuencias sufrimos todos y todas.

Estamos en un empate a votos entre progresistas y conservadores. Entre la izquierda y la derecha. Y la clave es una: son los votantes de Ciudadanos los que deciden la victoria. Sus representantes cometieron hace dos años el error de unirse a la derecha y la ultraderecha. Hoy, los votantes de Ciudadanos vuelven a decidir el mejor Gobierno para Madrid. Hay empate en votos y ellos deciden el desempate.

Basta ya de tanto enfrentamiento, de odio y de furia. Creo en el Madrid libre, de nuestros estudiantes. En el Madrid de la Puerta del Sol que dice no a la ultraderecha. El Madrid que propició la democracia. El Madrid del 15-M. El Madrid de los balcones aplaudiendo a nuestros sanitarios, el Madrid progresista, rebelde, inconformista, cultural y dinámico que somos. En tantos y tantos sueños de Madrid que no caben solo en las urnas ni en unas elecciones.

Creo en un Gobierno serio con un equipo serio. ¿No se lo preguntan? ¿De verdad nos representan? ¿No creen que en Madrid ya va siendo hora de ponernos a gobernar… en serio?

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