Texto
de mi intervención ante la Subcomisión del Pacto Social y Político por la
Educación en el Congreso de los Diputados:
Señorías.
Seguramente pensarán que voy a centrar mi intervención en lo que sucede con la
educación en Cataluña. No va a ser exactamente así. Me referiré primero a unas
cuestiones generales, para después concretar en nuestro caso y, finalmente,
volver al ámbito general para concluir.
Desde
que pudimos, trabajosamente, instaurar la democracia y aprobar la Constitución
de 1978, la enseñanza ha constituido el caballo de batalla más ideologizado del
debate social y político. Izquierda, derecha, nacionalistas… cada cual ha
centrado sus intereses en el ámbito de la educación, sin tener en cuenta que el
modelo educativo es el pilar fundamental no sólo para la formación de la
persona, sino para la construcción de la ciudadanía. Según como se han ido
formando las sucesivas generaciones se han ido construyendo o destruyendo
sociedades, pueblos, naciones, estados e imperios. El problema que hemos
sufrido es que, siendo conscientes de ello, los impulsores de las sucesivas
reformas y contrarreformas han tenido más en cuenta sus intereses partidistas,
intentando construir sociedades a su medida, que la formación de lo que Bobbio
definía como ciudadanos participativos, libres y conscientes y Habermas
reclamaba como democráticos sujetos de derechos constitucionales de los cuales
se pudiera estar patrióticamente orgullosos.
¿Cuántas
leyes de educación hemos tenido? ¿Bajo qué principios se han ido elaborando?
¿Qué se ha pretendido con ellas? Si nos leemos los preámbulos, tanto de las que
han venido siendo aplicadas como de las que, aún habiendo sido aprobadas no
entraron realmente en vigor, se pretendía dotarnos de una educación para la
modernidad, superando estereotipos poco adecuados y heredados de la dictadura,
que consiguieran elevar el nivel de preparación de la ciudadanía para que las
nuevas generaciones pudieran ir haciendo frente a las exigencias de la, ahora,
denominada globalización. Pero hemos visto, porque los análisis objetivos e
independientes así lo demuestran, que esos objetivos no se han conseguido y
que, lejos de ello, ahora tenemos la generación más titulada de nuestra
Historia, aunque no la más ni la mejor preparada.
Seguramente,
en otras comparecencias, ya se ha abordado el tema de la baja calidad a la que
nos enfrentamos, a pesar de los esfuerzos que se realizan desde diversas
instancias y, especialmente, desde buena parte del profesorado, y a la
necesidad de mejorar resultados y preparar mejor a nuestros jóvenes. También,
seguramente, acerca de la necesidad de mejorar la pedagogía del momento,
demasiado centrada, a mi entender, y por mi experiencia, en “competencias y
habilidades” y muy poco en conocimientos, al menos, en los conocimientos que se
necesitan para “ir por la vida” y para ser “ciudadanos” en el sentido antes
expuesto y tal como se realiza en los otros países democráticos del mundo.
Desgraciadamente, mi experiencia me viene demostrando que los estudiantes que
me llegan de fuera, de otros países, están prácticamente siempre mucho mejor
preparados que los nuestros (y nos llegan muchos y somos muchos los que lo
hemos apreciado). Sin conocimientos a los que se puedan aplican competencias y
habilidades, o sin competencias y habilidades que no deriven en conocimientos,
no lograremos reforzar las capacidades de las personas. Uniéndome a los
reclamos que debe de haber en este sentido, voy a centrarme algo más en otras
cuestiones generales que creo también importantes y que quizás no haya habido
un eco general al respecto. He de decir que he contado con la generosa
aportación de varias personas y organizaciones para ello.
1.-
Cuestiones de carácter general:
1.1-
Para mejorar la educación el abordaje no se puede realizar únicamente desde el
Ministerio o Consejería de Educación, pues es necesario implicar a todas las
áreas que, directa o indirectamente, influyen en la formación y desarrollo de
la persona, en todas las etapas de la vida. Me refiero a los servicios
sociales, puesto que existen familias en riesgo de exclusión y pobreza, que
reciben ayudas, a veces vitalicias, pero que no son finalistas y sobre las
cuales no se evalúa su eficacia; los servicios están desbordados, las funciones
duplicadas y triplicadas en las distintas administraciones y el resultado
resulta poco eficaz, con pocos recursos para luchar eficazmente contra el
absentismo y sin preparar a los escolares para la vida real que les espera.
También a la sanidad, puesto que muchas disfunciones no se detectan en los
servicios sanitarios ordinarios a los que se acude normalmente o por urgencias,
observándose una falta de atención a la psiquiatría infantil y juvenil y
grandes diferencias por Comunidades Autónomas (luego vuelvo sobre otras
diferencias) en temas como logopedia o, incluso, detección de problemas oftalmológicos,
cuestiones con gran repercusión en el rendimiento escolar. Justicia, puesto que
existe un gran desconocimiento sobre la legislación de protección a menores y
falta demasiadas veces el seguimiento personalizado de los hijos víctimas de
violencia y otros maltratos. Otro ámbito a coordinar con educación es de la
inmigración y trabajo: aparecen, en diversas etapas educativas escolares hijos
de padres “sin papeles” que tampoco tienen una situación administrativa
regularizada correctamente y que, una vez finalizada la etapa escolar se
encuentran con que las empresas no pueden aceptarlos para realizar prácticas
formativas laborales; en este ámbito la falta de intérpretes en la etapa
primera de la adaptación escolar constituye una lacra tremenda pues, en la
práctica, no es posible saber si un alumno tiene dificultades cognitivas o,
simplemente, es que no entiende la lengua y cuando se averigua ya es demasiado
tarde.
1.2.-
En el ámbito estrictamente educativo no podemos continuar con 17 formas de
entender programas y estructuras educativos, una por Comunidad Autónoma. No
puede continuar el hecho de que a los padres les dé pánico cambiar de lugar de
trabajo o desplazarse a otro lugar porque ello va a comportar la pérdida de
curso, la no validez real de los conocimientos locales adquiridos y, en
definitiva, que la adaptación suponga un retraso de uno o dos años en el
currículum escolar. No puede ser que niños de Aragón no sepan dónde está Sierra
Nevada o que en Andalucía no se les enseñe todo el recorrido del río Ebro. Yo
misma, si no hubiera puesto todo mi interés en ello, incluso cambiando de lugar
de vivir y de centro educativo, hubiera tenido hijos que su conocimiento
geográfico, en la EGB, no hubiera salido del Vallés Occidental y no digamos del
conocimiento histórico, literario, etc. que se concibe en forma tan limitada
(después vendrá la explicación de las distorsiones) que constituye un lastre
para el desarrollo profesional posterior de nuestros jóvenes. ¿En una Europa
que exige el reconocimiento mutuo, entre todos los Estados miembros, de títulos
y períodos educativos, que se construye alrededor del derecho a la libre
circulación en el ámbito laboral y profesional, vamos a fragmentarnos ahora en
pequeñitos trozos dentro de uno de los Estados miembros, por la estrechez de
miras de las cúpulas dirigentes locales?
Señorías,
no se valora suficientemente la formación profesional, cuando debería ser
dignificada e incentivada, porque constituye el futuro de todo el mundo
desarrollado. Recuerdo, cuando en la campaña por la Constitución Europea, que
la hice en Francia además de en España, se hizo tanta demagogia con la invasión
del “fontanero polaco” que quitaría puestos de trabajo a los autóctonos, mi
respuesta fue que “ojalá viniera el fontanero polaco, porque, al menos,
tendríamos fontanero”. Mi experiencia como profesora en Polonia, desde hace más
de 10 años, me ha reforzado en esta apreciación. Con una formación profesional
bien estructurada, con entronques y pasarelas entre especialidades y, también,
con las carreras universitarias técnicas, se mejorarían en gran manera las
expectativas profesionales y se atenderían mucho mejor las necesidades
sociales.
Otro
problema generalizado ha sido el uso deficiente de los programas europeos,
especialmente en lo que se denominan los “Planes educativos de entorno” que
fueron generosamente subvencionados y que en muchas ocasiones se utilizaron
para lo que podríamos denominar “retoques estéticos” de centros y programas.
Muchos profesores se han quejado de ello y de que la evaluación, siempre
positiva en los resultados oficiales, se podía hacer electrónicamente y en
forma fácilmente manipulable. Esta queja, relativa a la manipulación de
respuestas obtenidas por medios electrónicos, aparece también en lo que me han
expresado varios profesores respecto de evaluaciones sobre los conocimientos de
los estudiantes, pues afirman que se manipulan los resultados con el fin de
cumplir con los requisitos fijados por la inspección y los directores de los
centros.
Necesitamos
que la educación constituya el eje vertebrador de la ciudadanía en la era
global. Que los contenidos sean homologables. Que se evalúen los resultados a
nivel español para garantizar que la igualdad de derechos entre todos los
españoles sea real y efectiva. Fijémonos más en otros Estados europeos, algunos
bien descentralizados, como Alemania, donde se ha tenido que intervenir para
que la calidad de la educación esté garantizada por igual en todo el
territorio. Autonomía, federalismo, no están reñidos con calidad igual para
todos.
2.-
La situación en Cataluña
En
relación con la situación que vivimos en Cataluña, voy a exponer tanto
experiencias personales como estudios que se han realizado y las informaciones
que los medios de comunicación han puesto de relieve. Después, señalaré por
qué, a mi entender, se ha podido llegar hasta el punto en que se ha llegado.
2.1.-
Sobre los contenidos que se imparten en muchos centros (afortunadamente, no
todos, pero si en una gran mayoría), ya deben conocer el estudio realizado por el
sindicato AMES (que sea minoritario no quita validez alguna a lo que exponen,
puesto que lo contrastan debidamente). A partir del análisis de los libros de
Historia de 7 editoriales de gran difusión, se muestran las siguientes
“afirmaciones”:
–
No se cita a las provincias y sí sólo a las comarcas (las provincias son
“malditas” en la tradición nacionalista)
–
La ley más importante en Cataluña es el Estatuto de Autonomía (no se cita la
Constitución, a la que el Estatuto está sometido)
–
No se nombra a España (otro concepto “maldito”) sino al “estado”. Cataluña sí
es nombrada por su nombre
–
Se inserta la historia en la “Corona catalano-aragonesa”, entidad que nunca
existió como tal.
–
Se crea una nueva “entidad”, al referirse a los Reyes Católicos, que es Castilla
más Cataluña-Aragón, para evitar mencionar a España.
–
Se afirma que en Castilla el monarca había conseguido imponer el absolutismo
pero no en Cataluña donde el rey (no se dice cual) compartía el poder con la
Generalitat y las Cortes.
–
La Guerra de Sucesión es presentada como una rebelión de los catalanes que no
querían someterse a los borbones (no tiene en cuenta el contexto internacional
ni las alianzas o disensiones internas).
–
Cuando se explica la organización política de Cataluña se omite cualquier
relación con la española. Vds., señorías, no existen como representantes de los
catalanes.
–
Se afirma que en Cataluña se aplican las leyes aprobadas por el Parlament, sin
referencia a que también se aplican las españolas y europeas, cada una en su
debido marco competencial.
–
El tratamiento que se da a Cataluña es como si fuera un Estado, comparándola
con otros estados europeos, no con otras regiones, länder, etc.
–
Felipe V es presentado como un rey injusto que odiaba a Cataluña.
–
Se presenta a Cataluña como una nación similar a los territorios americanos que
obtuvieron la independencia.
–
La Guerra Civil es presentada como una guerra de la oligarquía conservadora
española contra Cataluña.
–
Se pretende construir el imaginario de que estamos no en la España de las
autonomías sino en un Estado español en el que se encuentran distintas
naciones.
–
Cuando se explican los derechos de los ciudadanos sólo se citan los del Estatut
de 2006, sin referencia alguna a los derechos de la Constitución.
–
En relación a los símbolos, se describen los catalanes y los europeos, sin
referencia a los símbolos españoles.
–
El Tribunal Constitucional aparece como institución opresora de las libertades
de Cataluña.
Y
otras muchas cosas, relacionadas página a página, libro a libro, editorial a
editorial (se adjunta el informe publicado por AMES). Parecidas conclusiones se
derivan del estudio realizado por el profesor Francisco Oya, de la Asociación
de profesores por el bilingüismo, sobre los libros de Historia de la ESO en
2015 (se adjunta el estudio).
Muchos
profesores, se las ven y las desean, para poder ofrecer contenidos correctos a
sus estudiantes, porque cuesta lo indecible poder acudir a otras publicaciones
y porque el uso de estos libros con contenidos manipuladores enfrenta al
profesor con estudiantes, padres y otros colegas. La Administración, a través
de la Alta Inspección, debería ejercer debidamente sus competencias para
asegurar que los contenidos en la enseñanza son los que tienen que ser,
conformes a los valores constitucionales y europeos, que son a los que todos
estamos vinculados.
2.2.-
El tratamiento que se da a la lengua en la enseñanza, sin respetar la
cooficialidad del español y catalán e incumpliendo las sentencias judiciales,
tanto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, como del Tribunal Supremo.
No es extraño eso, señorías, en un lugar donde se predica públicamente, por
parte de los gobernantes, que la “ley no puede constreñir a la democracia”,
enfrentando a los ciudadanos y pretendiendo que no se cumplan las leyes
españolas. Casos concretos:
–
Ha habido padres, por ejemplo, en Balaguer, que han tenido que escolarizar a
sus hijos en Lleida por el estigma, la presión y el boicot a que han sido
sometidos en su lugar de residencia.
–
Tengo el testimonio de una persona, profesor numerario de Lengua y literatura
española a quien, la inspección le hizo la pertinente visita cuando se
incorporó a su instituto y lo único que le preocupó fue como hablaba catalán,
distinguiendo los acentos y las distintas formas de pronunciación de las
vocales, sin importarle el método de enseñanza o los contenidos de la misma.
–
Se da el caso de familias que no se van a reunificar, queriéndolo, por el
problema de la lengua, ya que no quieren exponer a sus hijos a “perder” curso
por la adaptación lingüística.
–
Se ha favorecido explícitamente la emigración de cualquier lugar que no fuera
Latinoamérica, para poder escolarizar e “integrar” mejor lingüísticamente a los
extranjeros, ya que los latinoamericanos hablan español y, por lo tanto,
mantienen la lengua.
–
He visto “notas” en las que el profesor dice a los padres, castellanohablantes
con todo su derecho, que su hijo progresa bien en cuanto a conocimientos, pero
que, en el patio, todavía habla en español, y les recomienda que en casa hablen
catalán y vean la televisión en catalán para que así todos estén mejor
“integrados”. ¿Se vigila en qué hablan los niños en el patio?
–
Se insiste machaconamente en la idea de que la “lengua propia” de Cataluña es
el catalán, escondiendo deliberadamente la co-oficialidad de las lenguas.
–
Vemos cómo, yo lo he visto personalmente, niños de 4 a 6 años pintan en sus
cuadernos “l’autobús de 1714 que ens portarà a la independencia”…..
–
La bandera “estelada”, símbolo de la independencia, se ha impuesto en los
materiales escolares, en vez de la bandera oficial no ya española, sino
catalana.
–
Se han hecho representaciones teatrales en las escuelas, reproduciendo el sitio
de Barcelona en 1714, en las que se insta a los escolares a “eliminar” españoles.
Muchas
de estas cosas están documentadas en vídeos.
¿Pueden
Vds. imaginar qué dominio lingüístico del español tienen los estudiantes
catalanoparlantes, que en su casa hablan catalán, que prácticamente sólo ven TV
en catalán y cuyo conocimiento del castellano se limita a 2 horas semanales?
¿No son constitucionalmente co-oficiales ambas lenguas? ¿Estamos preparando así
a nuestros estudiantes para que puedan ejercer una profesión en cualquier lugar
de España y, también, de América, no sólo latina, puesto que en muchos lugares
de Estados Unidos el español es también lengua de trabajo? ¿Queremos someterlos
a un reduccionismo lingüístico que les condicione también mentalmente?
Este
sistema, señorías, no sólo perjudica a los castellano parlantes, también a aquellos
cuya lengua materna es la catalana.
Señorías,
en Cataluña se ha querido hacer de la lengua un instrumento de dominación
política para una pretendida “construcción nacional”. Y no les cuento lo que
sucede en el ámbito cultural, no estrictamente educativo, especialmente en el
adoctrinamiento de menores. Los que somos bilingües y ejercemos públicamente el
bilingüismo, como es nuestro derecho constitucional, somos considerados (esto
también aparece en materiales educativos) “colonos”, aunque tengamos, como es
mi caso, no ocho, sino más de 16 apellidos catalanes. No digamos, pues, lo que
les ocurre, a los ciudadanos que llegaron a Cataluña desde otros lugares de
España.
3.-
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
No
es “inocente” la situación. Ha habido una planificación sistemática y
efectivamente realizada por aquellos que, durante la transición ya cantaban:
“Ahora paciencia, mañana independencia”. Lo documentaré sobre dos vertientes:
3.1.
El documento elaborado por Convergencia y Unió en 1990 (se adjunta) creando una
“estrategia de la recatalanización” a todos los niveles de la sociedad
catalana, desde la pretensión de “garantizar la sustitución biológica” de
catalanes no mezclados con otras personas provenientes de otros lugares de
España (si se proviene del extranjero no pasa nada) a la creación de códigos de
comunicación, consolidación de grupos culturales especialmente en ámbitos
suburbiales (donde se concentra la población llegada de otras partes de España,
a los que el catalanismo oficial ha considerado siempre “emigrantes”),
catalanizar el “ocio”, etc. etc. Concretamente, en la enseñanza se pretende,
según el documento (cito textualmente):
–
Impulsar el sentimiento nacional catalán de los profesores, padres y
estudiantes.
–
Exigir el perfecto conocimiento de la lengua, la historia y geografía de
Cataluña y de los Paísos Catalans a todos los profesores, maestros y alumnos.
Elaborar las herramientas didácticas y obligar a los inspectores a su
cumplimiento.
–
Elaborar un plan de formación permanente y de reciclaje del profesorado que
tenga en cuenta los intereses nacionales [catalanes, por supuesto].
–
Catalanización de los programas de enseñanza. Análisis previo y aprobación del
contenido por parte de personas responsables y de confianza.
–
Reorganizar el cuerpo de inspectores de forma y modo que vigilen el correcto
cumplimiento de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza. Vigilar
de cerca la elección de este personal.
–
Incidir en las asociaciones de padres, aportando gente y dirigentes que tengan
criterios nacionalistas.
–
Refuerzo del papel de los cuadros directivos de los centros, de la autoridad y
del orden, con nuevas normativas e incentivando y prestigiando las funciones
directivas.
Suma
y sigue…. No hace falta realizar muchos comentarios. El plan ha sido seguido a
rajatabla. Inspectores, directores, jefes de estudios de los centros ejercen un
control ideológico total. Sé de centros en los que no se puede acceder, en las
salas de informática o en los ordenadores de las salas de profesores, a prensa
española; concretamente están vetados ABC y La Razón. Por otra parte, Ara, el
Punt-Avui, El Nacional, El Món y toda la prensa independentista son de acceso
libre.
3.2.-
En los años 70 el movimiento de enseñantes demócratas, que era extenso en Cataluña
(no tantos como algunos creían pero sí más de lo que otros deseaban) se
aglutinó en torno a dos grandes corrientes. Por una parte, María Rubies,
fundadora de l’Escola Espiga, escuela privada de cierto nivel, una de las
primeras que impartió enseñanza en catalán; miembro del Omnium Cultural de
aquellos tiempos, militante de Convergencia Democrática de Cataluña enseguida,
promovía la enseñanza primaria en lengua materna, la catalana, seguramente
porque era la mayoritaria en aquellos años. Como oponente pedagógica se situaba
Marta Mata, fundadora del movimiento Rosa Sensat, inserto en el catalanismo
socialista, defensora de la escuela pública laica y de la renovación
pedagógica. Las dos pedagogas tuvieron también una importante carrera política,
en Convergencia María Rubies y en el PSC Marta Mata. Ambas corrientes
coexistieron durante algunos años, en los que el aprendizaje en lengua materna
era indiscutido y defendido tanto por el grupo de Rubies como por el de Mata,
si bien los primeros hacían más hincapié en la catalanidad y los segundos en el
carácter social de la educación. Con ello se pretendía que, partiendo de la
lengua materna, se fuera introduciendo la otra lengua progresivamente a lo
largo de la educación primaria, para que al llegar a la secundaria se dominaran
ambas por igual.
Pero
no se pudo terminar el ciclo porque, de la noche a la mañana, el principio de
la educación primaria en lengua materna dejó de existir, para ser sustituido
por la llamada inmersión lingüística en catalán, adoptada desde las cúpulas
educativas sin que en las bases hubiera existido ni tan siquiera un debate o
discusión serio al respecto. El instrumento que se utilizó para ello fue la
subvención condicionada para la escuela privada concertada y la simple y llana
imposición para la escuela pública. Ello se inició en el “cinturón rojo”,
concretamente en Santa Coloma de Gramenet, porque era zona castellanohablante,
al estar su población formada mayoritariamente por personas venidas de otros
lugares de España. Prácticamente de la noche a la mañana, los niños de toda
Cataluña pasaron a tener el catalán como lengua vehicular en la enseñanza.
Siempre
me preguntaba cómo había podido suceder tal cosa y cómo no había habido
“resistencia” eficaz por parte de los docentes. Asistí perpleja al hecho de que
fuera considerada “natural” tal inmersión; los padres parecían querer que sus
hijos siguieran las enseñanzas en catalán porque así se integrarían mejor en
Cataluña. Los partidos políticos estaban todos de acuerdo con el modelo,
socialistas y comunistas (que eran los mayoritarios en el cinturón industrial)
incluidos. La propaganda oficial afirmaba que el catalán estaba en peligro de
desaparición y que era necesario consolidarlo mediante la inmersión. Con ello,
el Govern de la Generalitat, ya al servicio de Jordi Pujol, comenzó a preparar
sus planes de consolidación del modelo educacional para la “construcción
nacional”, utilizando la lengua como instrumento político hasta nuestros días.
Ese
acomodo “sin problemas” tuvo, sin embargo, uno. Quienes se opusieron, que hubo
unos cuantos, fueron sentenciados a la muerte civil profesional y social. Los
partidarios del bilingüismo, asimilados a “los colonizadores de siempre” por la
prensa pujolista y los entonces prebostes del régimen (acompañaban a Pujol,
Millet, Montull, Prenafeta, Alavedra….hoy en día procesados y algunos
condenados por lo que todos sabemos), especialmente tras el denominado
“Manifiesto de los 2.300”, que se hizo público el 25 de enero de 1981,
movilizaron a todas sus fuerzas (legales e ilegales, que de todo había) hasta
que consiguieron que los profesores castellanoparlantes abandonaran Cataluña.
Inhabilitaciones, presiones, telegramas personales a miles de maestros… El
texto que los telegramas contenían era el siguiente: “No habiendo Vd. superado
la prueba de catalán, tiene Vd. cinco días naturales para pedir plaza fuera de
Cataluña, porque sino se la pedirán de oficio”. En el curso 1984/85 ya habían
abandonado Cataluña catorce mil maestros y profesores. Muchos de ellos se
habían batido el cobre en las coordinadoras antifranquistas, habían formado
parte de movimientos vecinales y la práctica totalidad estaban perfectamente
integrados en esa Cataluña plural que teníamos entonces. El muy documentado
libro de Antonio Robles “Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña
(1979-2006)”, publicado por Crónica Global, contiene información espeluznante
al respecto. No me lo creí hasta que conocí directamente varios casos de
familiares de personas muy próximas a mí. Todavía ahora, cuando se les habla de
aquello, sienten una punzada y te miran con ojos de extrañeza, como diciendo
¿qué hicimos mal para que nos hicieran esto? No hicisteis nada mal, les digo.
Simplemente, os aplicaron lo que hoy se denomina “hoja de ruta” para la
construcción nacional, en donde erais un estorbo.
Y,
como no siempre han tenido, los grandes partidos, mayoría absoluta en el
Congreso, los votos de las minorías nacionalistas han sido obtenidos dejándoles
que siguieran, consciente o inconscientemente, con su “construcción nacional” y
con la lengua como instrumento hegemónico, pero no sólo con ella.
A
partir de todo ello, fraguaron una inspección y un modo de organización de los
centros docentes no universitarios que ha constituido una férrea ganzúa sobre
padres, alumnos y profesores, tal como se describía en el documento de 1990, la
hoja de ruta a la que he hecho referencia.
4.-
¿Qué se puede hacer ahora al respecto?
Señorías,
están Vds. aquí porque pretenden adoptar un Pacto de Estado Social y Político
por la Educación. Algunos temen que, otra vez más, esta voluntariosa idea acabe
en fiasco debido a las necesidades y acuerdos políticos contingentes. Incluso
me han escrito colectivos diciéndome “hay que estar en contra del Pacto” porque
sólo podemos salir perdiendo.
Yo
creo que no. Vds. saben perfectamente que tienen competencia para llegar a
acuerdos que se sitúen en los parámetros constitucionales, que no continúen, a
cambio de votos coyunturales, con la dejación de competencias en los
nacionalismos.
Vds.
señorías, tienen competencias para ello. Vaya si la tienen! La tienen desde que
se aprobó la Constitución de 1978, aunque muchas veces parece que se han
olvidado de ello.
Recordemos:
Art.149.1.
El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:
La
regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los
españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes
constitucionales.
Regulación
de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos
y profesionales y normas básicas para el desarrollo del art. 27 de la
Constitución, a fin de garantizar el cumplimiento de las obligaciones de los
poderes públicos en esta materia.
Además,
las facultades de Alta Inspección sobre el cumplimiento de las leyes, que se
prevé en el art. 27 de la Constitución, a partir de la jurisprudencia del
Tribunal
Constitucional (desde 1982), corresponden al Estado.
Recapitulando:
Condiciones
de obtención, expedición y homologación de títulos
Normas
básicas para el desarrollo del art. 27 CE
Alta
Inspección.
Son
facultades suyas, Señorías. Ejérzanlas con sentido de Estado, como el Pacto que
quieren obtener promueve. Pero no lo hagan sólo “por arriba”, sólo para
conseguir acuerdos políticos que les permitan cerrar coyunturalmente otros
temas.
Piensen
en los destinatarios, en toda la comunidad educativa. Hablen con ellos. Hablen
con los que se encuentran día a día con los problemas que les he transmitido.
Tienen propuestas que hacerles ellos también, que conocen el terreno que pisan.
Es la hora de la ciudadanía, Señorías. Ustedes les representan, y al
representarlos han de tener en cuenta los derechos e intereses legítimos que
constitucionalmente tienen reconocidos.
Bienvenidos
los pactos, siempre que con ellos se consiga profundizar en los valores
constitucionales y europeos, porque son los valores de que nos hemos dotado
democráticamente y nos sometemos a ellos precisamente por esto.
Madrid,
Congreso de los Diputados, a 27 de junio de 2017. Teresa Freixes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario