Ojalá nunca tengas que vivir tiempos
de cambio. Son pocos los que han conseguido permanecer fieles a lo que fueron.
Svetlana Aleksiévich.
Un velo cubrió la historia de las
luchas fratricidas entre las izquierdas, a pesar de existir amplia
documentación sobre las luchas internas, su difusión y expansión entre la
ciudadanía fue limitada por el mundillo izquierdista, por desinterés o con la
justificación de la utilización derechista que se hacía de la difusión de la
represión izquierdista. De hecho hoy se sigue negando por mucha gente la
realidad de las purgas, campos de exterminio, gulags y represión rusa o china…
y ello a pesar de que tras el derrumbe del comunismo muchos archivos que
permanecían secretos se han abierto documentando la información conocida y
ampliando considerablemente cifras de aquellas brutalidades. La consecuencia es
que una y otra vez entre las bases sociales progresistas sigue aflorando el
mito de la unidad de las izquierdas, y lo que es peor la utilización del
carácter emocional, populista, por parte interesada hace perder posibilidades
concretas de compromisos asociados a la fuerza de la racionalidad.
Escuchar a un individuo hablar de la
unidad de la izquierda no me causa desasosiego, entiendo que se trata de una
ilusión, una emoción, tal como desear el fin de la explotación y las
desigualdades, o desear el paraíso de los creyentes. Pero cuando oigo, o leo, a
un líder de un partido de izquierdas jugar con la emoción de que tal o cual
proyecto político supone la unidad de las izquierdas me pongo en guardia,
porque suelen pretender que tome partido, o
ellos o nosotros, aunque las
opciones pueden ser varias: los dos son peores, los dos son mejores, una parte
de uno y otra de otro, al revés, distintas proporciones de unos u otros… máxime
si dichos líderes son politólogos, sociólogos o profesionales del estudio, que
conocen la historia de las luchas izquierdistas. Entonces mis recuerdos me
previenen contra la utilización populista de un deseo que podría ser
individualmente digno, pero partidistamente pretende jugar con las emociones
para movilizar a los ciudadanos a favor de un proyecto concreto en el que la
unidad es secundaria ante la conquista del poder.
Ante las dificultades resucitan los
mitos, las crisis aumentan la adhesión a las iglesias y creencias esotéricas,
¿podría suceder algo parecido con el resurgir del mito de la unidad de las
izquierdas? Los hechos citados en la primera parte son un resumen simplificado
de los enfrentamientos cainitas entre camaradas militantes que lucharon por un
mundo sin explotación y por la libertad. Lo que se pretende destacar aquí, son
los enfrentamientos dentro del mismo bando teórico, incluso entre compañeros
que durante un tiempo pelean juntos, el aspecto sobre el que se quiere poner el
foco es la violencia interna ejercida contra los cercanos, la protagonizada por
izquierdistas entre sí, dejando apartadas las luchas entre revolucionarios y
contras, entre rojos y blancos… que pudieran tener otra interpretación.
El número de organizaciones citado
es un resumen muy simplificado de los grupos protagonistas en cada momento,
pero se puede generalizar que en todo lugar y época y en toda corriente
ideológica o política, tras un cierto nivel de unidad logrado al poco tiempo se
produce una segregación, no mucho después se produce otra fracción de la
escisión anterior hacia una parte menor que pretende comenzar nueva andadura y
crecer bajo postulados de unidad, siempre utilizando denominaciones tales como:
unidad de las izquierdas, unidad de la clase obrera, unidad de los
revolucionarios, unidad de…
La importancia de las luchas
fratricidas izquierdistas está, en primer lugar, en reconocer que han existido,
en toda época y espacio, en períodos de luchas defensivas y ofensivas, en
momentos en los que la reacción los perseguía y derrotaba y en momentos
gloriosos de victorias revolucionarias. Las luchas dentro de las izquierdas han
sido una constante del movimiento obrero. Es necesario admitirlo, sin lo cual
será complicado entender a los seres humanos en sociedad luchando por sus
intereses con mayor violencia en los momentos críticos en los que perciben que su
vida se desmorona y/o se abren puertas a las utopías. Aceptar los hechos, las
constantes escisiones y enfrentamientos violentos dentro de las izquierdas, es
un primer paso que todavía muchos no asumen tachándolos de falsas
manipulaciones. Otra cuestión serán las causas concretas que los provocaron, en
parte están argumentadas en innumerables estudios por cada corriente
intelectual o ideológica.
Algo no funciona en las izquierdas bajo
el esquema del unitarismo cuando siempre da lugar a posturas excluyentes, la
propaganda y acción política que pone en marcha fomenta la dicotomía de amigo/enemigo,
o ellos o nosotros; y no parece que
esta postura pueda ser explicada únicamente por la presión de las condiciones
externas, por los contras, la carcunda, el fascismo, el imperialismo, la guerra,…
Al menos dos grandes líneas de interpretación se pueden seguir:
1.-) Las teorías marxistas,
anarquistas, comunistas, trotskistas,… no explican suficientemente el por qué
de estos procesos. Incluso se puede dar otro giro, aceptando que dichas teorías
los fomentan, al fin y al cabo son las bases filosóficas e ideológicas en las
que bebió el movimiento obrero con la experiencia citada. En este caso surgen algunas dudas, aceptando
que tuvieran una parte de responsabilidad, ¿cómo explicar entonces que dichos
procesos se repitan en el movimiento feminista, y en el ecologismo? Los
enfrentamientos y escisiones son constantes en estos movimientos, sin duda con
menor violencia que dentro del movimiento obrero, probablemente pueda
explicarlo sus componentes de mayor transversalidad de intereses tanto en
militancia como en objetivos. Otro factor que ayudaría a comprenderlo sería la
ausencia de experiencias históricas de lucha por conquistar y mantener el
poder.
Una línea en la interpretación de la
sucesión de hechos históricos es la esgrimida por el trotskismo y por quienes
pretenden reducir su responsabilidad a unos pocos individuos; argumentan que; los trotskistas conocíamos desde hace muchos años las purgas y represión, y lo denunciamos
en su momento, lo cual no les impide seguir considerando el comunismo como
el objetivo paraíso. Presuponen que los desastres y brutalidades fueron consecuencia
de Stalin, sin duda individuo con un papel importantísimo en la represión
interna, pero al conceder exagerada importancia al aspecto individual, luego
resulta complicado aceptar que en las luchas sociales son los movimientos
colectivos quienes explican más y mejor los procesos, contradicciones,
enfrentamientos, resultados… Las actas del Comité Central del Partido Comunista
dan fe de múltiples intervenciones de sus miembros denunciando, condenando e
instigando a la represión; miles de altos cuadros e intermedios del partido practicaron
la denuncia y represión directa de sus compañeros en todos los ámbitos fueran
administrativos, culturales, productivos, y en todos los territorios de la
URSS; muchos generales y mandos militares detienen y reprimen a miles de izquierdistas
en cuarteles, en el frente y lugares civiles; decenas de miles de rusos
denuncian, persiguen y entregan a miles de camaradas en granjas, fábricas y
centros educativos, deportivos, sociales… La amplísima represión entre
izquierdistas desarrollada en Rusia, o China, no podría haberse realizado
individualmente, o por unos pocos individuos.
La experiencia española abunda en la
idea de prácticas colectivas represivas, durante la República son grupos de
militantes quienes combaten entre sí, por ejemplo en Barcelona. Durante el
franquismo, cualquiera que haya militado en organizaciones de extrema izquierda
tiene experiencia de peleas provocadas por las constantes fracciones, formando
trincheras en ambos lados de la escisión, defendidas por grupos de militantes
peleando contra sus nuevos enemigos, antiguos colegas. Naturalmente en todos
los casos los líderes influirán en marcar caminos, pero no se hubieran
producido ni tantas ni tan profundas luchas sin la participación colectiva. El
qué motiva a esos colectivos de izquierdistas para aceptar y seguir a los chamanes que alimentan el fuego del enfrentamiento, es otra cuestión que se
intentará abordar más adelante, -la ilusión fanática de crear un hombre nuevo,
tiene que ver-, pero sin la participación colectiva por activa y por pasiva
hubiera sido imposible producir tan profundas experiencias históricas.
Otra interpretación
pretende quitar importancia al aspecto de generalidad en los enfrentamientos
cainitas izquierdistas, al intentar situar lo acontecido fundamentalmente en la
URSS, en todo caso para otros países, adjudicarán a la III Internacional la
responsabilidad de las luchas internas por la influencia de Stalin; pero ello
no explica el resto de situaciones históricas anteriores y posteriores, en las
que se produjeron hechos similares de enfrentamientos violentos entre
izquierdistas. Por otra parte a pesar de la denuncia realizada en su época, mantener
la misma postura hoy no parece suficiente. Enormes cambios provocados años
después en China y el derrumbe del comunismo en la URSS, afloran nuevos datos sobre
el pasado y sobre los comportamientos sociales del presente que en los años
noventa inundan de salvaje capitalismo dichos países, lo cual debería dar lugar
a nuevas interpretaciones. Todos los progresistas deberíamos reflexionar sobre
la facilidad de la implosión comunista y la rapidísima expansión de la nueva
moral de salvaje capitalismo ocurrido ante decenas de millones de soviéticos, se
suponía que vanguardia obrera de la revolución mundial, pero que miraban sin
actuar, con enorme pasividad, el surgimiento de un mundo que enterraba el suyo.
Nuevos archivos y documentos se
hacen públicos y van arrojando otra luz sobre interpretaciones antiguas que
irán siendo arrinconadas. Las críticas de Bettelheim al Capitalismo de Estado en
la URSS, -‘Las luchas de clases en la
URSS’ I y II. Charles Bettelheim. Siglo XXI- podrían ser válidas para
entender la inmediatez en la que ingentes recursos, que eran teóricamente
propiedad colectiva, en manos del Estado dirigidos por una nomenclatura, han
pasado en un chasquido a manos privadas, gánsteres que hoy gobiernan aquello.
Cientos de libros marxistas sobre el capitalismo siguen aportando
interpretaciones válidas para comprender la sociedad, pero otros muchos con teorizaciones
sobre la URSS y China, sobre la construcción del partido y la revolución
comunista quedan arrinconados ante los nuevos hechos surgidos en esos países y
ante las aportaciones de los relatos sobre el pasado, por ejemplo de Karl
Schlogel. Uno de los muchos párrafos escritos por la premio
nobel Svetlana Aleksiévich es
sugerente en cuanto aclaración sobre lo que pasó, y por qué.
‘Yo
nací soviética… Mi abuela no creía en Dios, pero creía en el comunismo. Y papá
estuvo esperando la vuelta del socialismo hasta el mismo día de su muerte…Papá
estuvo en la guerra de Finlandia (1939/40) nunca tuvo muy claro el propósito de
aquella guerra, le dijeron que había que librarla y allá fue… de esa guerra se
hablaba poco…papá no nos habló de ella… de vez en cuando se iba de la lengua
cuando bebía unas copas…el paisaje de su guerra era invernal…bosques cubiertos
de una capa de un metro de nieve…los finlandeses se desplazaban con esquís,
llevaban ropa de camuflaje color blanco y aparecían inesperadamente…En una sola
noche podían masacrar un batallón entero… papá peleó seis meses hasta que cayó
prisionero…Avanzaban sobre un lago helado y la artillería enemiga comenzó a
disparar contra el hielo quebrándolo. Muy pocos hombres consiguieron alcanzar
la orilla a nado y los que lo hicieron llegaban entumecidos y desarmados…medio
desnudos. Los soldados finlandeses les tendían las manos para ayudarlos a salir
del agua. Algunos aceptaron las manos tendidas; otros prefirieron ignorarlas…
Respondían a las enseñanzas que habían recibido. Papá se sujetó a una de
aquellas manos y lo sacaron del agua…contó con sorpresa que le dieron un vaso
de aguardiente para que entrara en calor. Y ropa seca. Se reían y me daban
palmadas en la espalda: ‘¡Estás vivo Iván!’…No entendía por qué estaban tan
contentos…
La
campaña de Finlandia concluyó en 1940…entonces cada bando intercambió
prisioneros de guerra…Cuando los prisioneros finlandeses llegaban hasta los
suyos les estrechaban las manos y los abrazaban. Pero a los nuestros, los rusos, no los recibieron así. ‘Hermanos, compatriotas queridos’ decían
abalanzándose contra los soldados. Y éstos contestaban gritando ‘¡Firmes!
¡Tenemos orden de disparar a quien rompa filas!’. La columna de prisioneros
soviéticos devueltos por Finlandia,
fue flanqueada por soldados armados acompañados de perros pastores y conducida
a unos barracones… rodeados de alambradas de espino. Comenzaron los interrogatorios…
‘Me sacaron del agua’ ‘¡entonces eres un traidor!’ ¡Preferiste salvar tu
pellejo antes que luchar por la Patria!’.
Papá
también se consideraba culpable. Es lo que le habían enseñado a su generación…No
se celebró juicio. Al término de los interrogatorios, los reunieron a todos y
les leyeron la sentencia: seis años de trabajos forzados por traición a la
patria. Los enviaron a Vorkutá, donde trabajaron en la construcción de una vía
férrea sobre el permafrist. ¡Dios mío! Corría el año 1941 y los alemanes
estaban a las puertas de Moscú. A ellos los traban como a enemigos… Toda
Bielorrusia había caído en manos de los alemanes…Escribieron cartas solicitando
partir inmediatamente al frente de batalla…a Stalin… Invariablemente les
respondían que como eran unos cerdos debían quedarse trabajando… Y
ellos…papá…él mismo me lo contó… lloraban desconsolados… El cautiverio en el
gulag le acortó la vida. Y la perestroika también. Sufrió mucho. No podía
entender lo que estaba pasando en el país, en el Partido''.
2.-) Tenemos que aceptar que además
de teorías marxistas etc. existen criterios de comportamiento como especie viva
que afectan al conjunto de los seres humanos, -¿la biología explicará algo? Los
genes se replican, con algún elemento diferente- No son solo las izquierdas quienes
luchan entre sí, aunque hemos citado al movimiento obrero en luchas violentas
por conquistar e imponerse en el poder, si ampliamos el foco a individuos
vinculados a religiones encontramos comportamientos similares. En el mundo de
la religión, más cercano a las derechas, se producen luchas y fraccionamientos similares
a los citados, ‘en su breve historia los
mormones se han escindido en setenta facciones’ Steve Jones. De la misma manera
que con las izquierdas, el clima de brutal violencia religiosa y sus luchas, también
intentan ser ocultados, durante años negados por bases sociales y gurús, aunque
ya resulta prácticamente imposible ocultar las guerras de religión, o hechos
concretos de genocidios cometidos por ejércitos papales, ‘matadlos a todos, que Dios ya separará arriba los suyos de los otros’.
‘’Todos
los partidos políticos y todas las naciones, así como todas las religiones,
saben que los sentimientos compartidos son una fuerza de unidad, pero ¿cómo
pueden identificarse y, con fortuna fomentarse? La cooperación, la
espiritualidad e incluso el amor podrían añadirse a los ‘patriotismo,
fidelidad, obediencia, coraje y compasión’ darwinianos como componentes del
pegamento social, pero resulta difícil identificarlos. En cambio hay otra
emoción más palpable que está en el centro de muchos credos: el dolor es
inmediato, devastador y fácil de reconocer. ‘Ciencia y creencia. La promesa de
la serpiente.’ Steve Jones. Turner.2015’’ Cooperación, espiritualidad,
amor, patriotismo, fidelidad, obediencia, coraje… son términos ampliamente
utilizados dentro del movimiento obrero y en las revoluciones comunistas.
También fue utilizado para construir la sociedad nueva el dolor, como pegamento
social.
¿Por qué resurge con fuerza el mito
de la unidad de las izquierdas ahora? Resulta un poco desconcertante que
después de tantos años clamando por la unidad de los seres humanos, tanto en la
política como en la religión, las sociedades actuales muestren una mayor
diversidad y complejidad que nunca y en esta situación ha renacido con fuerza
el mito de la unidad. Una precisión a considerar, hablar de religiones e
iglesias, no es pensar en las tres del libro, judaísmo, cristianismo e
islamismo, y unas cuantas más orientales; es hablar de centenares de ellas,
como dan a entender los papeles a rellenar para entrar en los EEUU, los cuales
piden indicar a cual perteneces de las doscientas confesiones religiosas que
facilitan.
‘’
En EEUU los patrones de desigualdad y adhesión al cristianismo (en sus múltiples sectas) desde la década de 1950 al presente
muestran una y otra vez, que la segunda sigue a la primera; que un período de
injusticia y presión social provoca un aumento del número de personas que va a
la iglesia. Cuando la situación del proletariado se deteriora, el atractivo de
la religión aumenta…
‘’Existe
una correspondencia exacta entre la injusticia social y el poder de los
sacerdotes. En los países cuyos gobiernos son justos y eficaces, la influencia
del clero se disipa, mientras que las naciones más devotas sufren más
delincuencia, más mortalidad infantil, más enfermedades mentales y menos
movilidad social que aquellas donde el dogma juega un papel menos
importante.’’. ‘Ciencia y creencia. La promesa de la serpiente.’ Steve Jones.
Turner.2015’’
En los párrafos anteriores puede ampliarse
el significado de algunos términos religiosos a significados políticos: iglesia, partido, religión, comunismo,
sacerdotes, nomenclatura, clero, élite política, etc. Para intentar
explicar los enfrentamientos entre las izquierdas, las dos líneas de
interpretación formuladas no son contradictorias, muchos comportamientos
religiosos se identifican con prácticas políticas. Religión y política son
poderosos agentes de exclusión de los otros:
En ambos casos quieren construir una
visión del mundo sustitutiva de la existente, construir una interpretación particular
de la vida con principios ilusionantes y aterradores; ambas militancias requieren
actividad social, exigirán proselitismo, agitación y propaganda sometidos a
reglas y normas de organización grupal que tapen las otras; ambas promueven la certeza
en sus principios doctrinales y en su paraíso hasta el enfrentamiento con otras
doctrinas que siempre serán falsas; una escisión construirá su identidad no
solo a favor de un nuevo paraíso y dotándose de otras normas de comportamiento
y organización, además fomentará el odio hacia los otros, -toda identidad se
construye con elementos pro y contra-; en ambos casos se fomenta la fe ciega en
las propias teorías y sus intérpretes, fomenta la adoración sin límites a sus obispos
o gurús, a la élite ejecutiva acompañada del desprecio a cualquier otra élite;
ambos, el partido, la secta, consideran ser los únicos fieles interpretes de
textos sagrados en los que se apoyan, siempre tienen toda la razón; sus
integrantes, sus líderes se comportan como elegidos por el destino, dotados de
superior calidad al resto de mortales los permite definir nítidamente la
finalidad, el paraíso hacia el que caminar y los enemigos a destruir; ambos determinarán
los fines a lo que todo queda subordinado, toda atrocidad es permitida al ir encaminada
a lograr el objetivo; las estructuras del grupo premiarán al obediente,
asimilarán a quienes defiendan el discurso interno y reprimirán, expulsarán a
quienes no se sometan…
‘’El Partido era una iglesia… su
fuerza derivaba tanto de la creencia y de la fe como del intelecto… el Partido
tenía sus ritos, sus santos, sus lugares sagrados…las asambleas semanales eran
misas seculares…
‘Party Animals’ David Aaronovitch.
2016.
Resulta difícil seguir creyendo en el mito de la unidad de las izquierdas, ya que no existen muchas pruebas que puedan soportar tal unidad, y sí abundantes de lo contrario, lo cual no significa tener una postura indiferente a la importancia de la cantidad en cualquier situación; los mitos por un lado, la racionalidad por otro. La división de la sociedad genera enfrentamientos entre grupos heterogéneos por lo que resultará imposible que un solo partido pueda definir la opción que beneficie a todos. La existencia de partidos, o partes de la sociedad, muestra la diversidad de expectativas y sueños. En las sociedades democráticas, que son las que aceptan la imposibilidad de aniquilación de los otros, el voto condiciona obtener poder político; conseguir mayor número de votos que otros se convierte en un objetivo para todos los partidos, así que con fines electorales se pretende aglutinar grandes colectivos a costa de manipular sentimientos de unidad e igualdad que parezcan reducir diferencias, ello podría llegar a ser peligroso realizado con el objetivo de intentar barrer o derrotar absolutamente a los otros.
Consignas como ‘’somos el 99%’’ afirman que todos compartimos los mismos intereses. La consigna nació a raíz del artículo de Stiglitz en el cual escribía que el 1% de población controlaba el 40% de la riqueza, lo cual es cierto económicamente hablando, pero no cuando se pretende extender a la política, a la vida entera, y la consigna pretende que interioricemos que todos pensamos lo mismo. Creer que todos deseamos idénticos objetivos vivenciales y coincidimos en ideas e intereses está muy extendido, aunque la realidad muestra lo contrario cada día; hay múltiples bandos, grupos diversos dentro de las mismas corrientes, muchos ‘aquellos y estos’, se agudiza la transversalidad de identidades en cada individuo y grupo, la sociedad se hace más compleja. Siete mil millones de personas vivimos en el Planeta, con ideas desiguales sobre la vida y la muerte, distintas interpretaciones sobre el universo y el medio que nos rodea, sobre la producción material e intelectual, sobre como determinar necesidades y satisfacerlas,… muchos de esos millones de individuos viven en el mismo marco físico y legal, lo cual sería imposible si la política no organizara la convivencia dotando de compromisos normativos ampliamente aceptados.
Los partidos de izquierdas en Europa ha abandonado los sueños revolucionarios, la apuesta a todo o nada, que normalmente se quedaba en nada y los están sustituyendo por el objetivo de ganar el gobierno, quieren tener acceso al BOE y parcelas de poder, eso plantea la batalla política en otro terreno completamente distinto al de la revuelta, lo integra dentro de normas democráticas, lo cual supone aceptar que las sociedades son heterogéneas y hay que convivir con múltiples intereses diferentes y la resultante de las fuerzas en litigio dependen en buena parte del poder de las mayorías expresadas en votos. En las mayorías confluyen múltiples intereses que se contraponen interactuando transversalmente, siendo aglutinados en torno a partidos. No podemos creer que la organización social pueda funcionar sin organizaciones, grupos de gente, lobbies, que acumulen presión y esfuerzos en torno a iguales deseos, aunque hoy un partido no puede representar la diversidad social sin sufrir graves contradicciones dentro de sus filas.
En las elecciones una mayoría absoluta puede lograrse con un tercio de los votos, ni siquiera es posible ganar por mitades, por tanto un tercio podrá gobernar, pero no debería olvidar que por muchos votos que obtenga sea cual sea el partido que lo consiga, siempre tendrá enfrente a otros dos tercios, en muchas ocasiones con diferentes intereses a los ganadores e ideas y criterios distintos. Durante el transcurso del tiempo, los intereses, ideas y criterios de ganadores y perdedores se irán mezclando, buscando salidas posibles, que serán las comúnmente aceptadas. Cualquier equipo de gobierno debe entender que las fuerzas que le siguen nunca son mayores que las que tiene enfrente, que intentar aplastar al resto y gobernar contra la mayoría no tendrá resultados positivos. Entrar en el juego democrático de pretender ganar elecciones para gobernar, supone aceptar la imposibilidad de la destrucción total de los otros.
La suma numérica es importante tanto en situaciones extremas, como imprescindible en una sociedad democrática en la que el poder se logra mediante cantidades de votos generalmente superiores, enfrentadas a otras. Parece adecuado relativizar la idea de ‘todos juntos somos más, si las izquierdas se unen ganamos…’ porque no todos los de izquierdas quieren lo mismo, ni en objetivos, ni estrategia, ni táctica, ni en propuestas concretas, lo cual no impide que se pueda coincidir en algunos aspectos. Ítem mas, Los partidos de izquierda españoles no son un conjunto sólido con identidad única, en mayor o menor medida, todos conforman subconjuntos de tendencias en movimiento que generan tensiones fraccionarias en su vida diaria.
PSOE, Podemos, IU, ICV, PCE, ERC, CUP, EH-Bildu, Sortu, BNG, Compromiss, Equo, Es el moment, Bloc, En comú, Las mareas, etc. etc. son partidos muy distintos, además dentro de cada uno conviven tendencias diversas, a los anteriores habría que sumar decenas de grupos políticos, muchos abstencionistas; en las elecciones 20-D-2015 se presentaron más de 1.300 candidaturas provinciales, muchas de ellas eran grupos izquierdistas, probablemente entre un tercio y la mitad. La militancia y simpatizantes de los grupos de izquierdas, son una amalgama de tendencias, grupos e integrantes de movimientos con ideologías diversas, trotskistas, marxistas, comunistas, socialistas, socialdemócratas, ecologistas, feministas, demócratas, indignados, cristianos de base,… los hay europeístas y euroescépticos, anti sistemas y demócratas, independentistas y federalistas, reformadores y revolucionarios, etc. así creer en la unidad ante opciones tan heterogéneas resulta complicado, mejor conocer la disparidad de intereses aceptando que cuanta mayor pureza pretendida, menos cantidad, más fracciones y mayor soledad. Ganar gobiernos para transformar condiciones de vida en millones de personas implica diluir estrategias e ideología, para sumar, hablar de unidad supone aceptar compromisos en los que todos ceden y nadie logra imponer su totalidad al resto. –Militantes, simpatizantes y votantes de izquierda pueden cifrarse en torno a un tercio del censo electoral, ¿España es un país de izquierdas?-
Consignas como ‘’somos el 99%’’ afirman que todos compartimos los mismos intereses. La consigna nació a raíz del artículo de Stiglitz en el cual escribía que el 1% de población controlaba el 40% de la riqueza, lo cual es cierto económicamente hablando, pero no cuando se pretende extender a la política, a la vida entera, y la consigna pretende que interioricemos que todos pensamos lo mismo. Creer que todos deseamos idénticos objetivos vivenciales y coincidimos en ideas e intereses está muy extendido, aunque la realidad muestra lo contrario cada día; hay múltiples bandos, grupos diversos dentro de las mismas corrientes, muchos ‘aquellos y estos’, se agudiza la transversalidad de identidades en cada individuo y grupo, la sociedad se hace más compleja. Siete mil millones de personas vivimos en el Planeta, con ideas desiguales sobre la vida y la muerte, distintas interpretaciones sobre el universo y el medio que nos rodea, sobre la producción material e intelectual, sobre como determinar necesidades y satisfacerlas,… muchos de esos millones de individuos viven en el mismo marco físico y legal, lo cual sería imposible si la política no organizara la convivencia dotando de compromisos normativos ampliamente aceptados.
Los partidos de izquierdas en Europa ha abandonado los sueños revolucionarios, la apuesta a todo o nada, que normalmente se quedaba en nada y los están sustituyendo por el objetivo de ganar el gobierno, quieren tener acceso al BOE y parcelas de poder, eso plantea la batalla política en otro terreno completamente distinto al de la revuelta, lo integra dentro de normas democráticas, lo cual supone aceptar que las sociedades son heterogéneas y hay que convivir con múltiples intereses diferentes y la resultante de las fuerzas en litigio dependen en buena parte del poder de las mayorías expresadas en votos. En las mayorías confluyen múltiples intereses que se contraponen interactuando transversalmente, siendo aglutinados en torno a partidos. No podemos creer que la organización social pueda funcionar sin organizaciones, grupos de gente, lobbies, que acumulen presión y esfuerzos en torno a iguales deseos, aunque hoy un partido no puede representar la diversidad social sin sufrir graves contradicciones dentro de sus filas.
En las elecciones una mayoría absoluta puede lograrse con un tercio de los votos, ni siquiera es posible ganar por mitades, por tanto un tercio podrá gobernar, pero no debería olvidar que por muchos votos que obtenga sea cual sea el partido que lo consiga, siempre tendrá enfrente a otros dos tercios, en muchas ocasiones con diferentes intereses a los ganadores e ideas y criterios distintos. Durante el transcurso del tiempo, los intereses, ideas y criterios de ganadores y perdedores se irán mezclando, buscando salidas posibles, que serán las comúnmente aceptadas. Cualquier equipo de gobierno debe entender que las fuerzas que le siguen nunca son mayores que las que tiene enfrente, que intentar aplastar al resto y gobernar contra la mayoría no tendrá resultados positivos. Entrar en el juego democrático de pretender ganar elecciones para gobernar, supone aceptar la imposibilidad de la destrucción total de los otros.
La suma numérica es importante tanto en situaciones extremas, como imprescindible en una sociedad democrática en la que el poder se logra mediante cantidades de votos generalmente superiores, enfrentadas a otras. Parece adecuado relativizar la idea de ‘todos juntos somos más, si las izquierdas se unen ganamos…’ porque no todos los de izquierdas quieren lo mismo, ni en objetivos, ni estrategia, ni táctica, ni en propuestas concretas, lo cual no impide que se pueda coincidir en algunos aspectos. Ítem mas, Los partidos de izquierda españoles no son un conjunto sólido con identidad única, en mayor o menor medida, todos conforman subconjuntos de tendencias en movimiento que generan tensiones fraccionarias en su vida diaria.
PSOE, Podemos, IU, ICV, PCE, ERC, CUP, EH-Bildu, Sortu, BNG, Compromiss, Equo, Es el moment, Bloc, En comú, Las mareas, etc. etc. son partidos muy distintos, además dentro de cada uno conviven tendencias diversas, a los anteriores habría que sumar decenas de grupos políticos, muchos abstencionistas; en las elecciones 20-D-2015 se presentaron más de 1.300 candidaturas provinciales, muchas de ellas eran grupos izquierdistas, probablemente entre un tercio y la mitad. La militancia y simpatizantes de los grupos de izquierdas, son una amalgama de tendencias, grupos e integrantes de movimientos con ideologías diversas, trotskistas, marxistas, comunistas, socialistas, socialdemócratas, ecologistas, feministas, demócratas, indignados, cristianos de base,… los hay europeístas y euroescépticos, anti sistemas y demócratas, independentistas y federalistas, reformadores y revolucionarios, etc. así creer en la unidad ante opciones tan heterogéneas resulta complicado, mejor conocer la disparidad de intereses aceptando que cuanta mayor pureza pretendida, menos cantidad, más fracciones y mayor soledad. Ganar gobiernos para transformar condiciones de vida en millones de personas implica diluir estrategias e ideología, para sumar, hablar de unidad supone aceptar compromisos en los que todos ceden y nadie logra imponer su totalidad al resto. –Militantes, simpatizantes y votantes de izquierda pueden cifrarse en torno a un tercio del censo electoral, ¿España es un país de izquierdas?-
PD: Un hecho particular aumenta las
disensiones, se trata de la plurinacionalidad, lo cual a unos los lleva a pedir
la autodeterminación, ello supone considerar Galicia, Euskadi y Cataluña, como
colonias, eso implica la dominación política, económica y cultural por los
castellanos, extremeños, andaluces… que tienen mayores derechos que los
habitantes de esos territorios colonizados, a quienes explotan y reprimen. Para
otros la pluralidad de naciones no impide convivir en el mismo estado, al fin y
al cabo en el mundo hay unas 6.000 naciones y solo 200 estados, lo cual indica
que la mayoría de estados son plurinacionales.
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