jueves, 27 de septiembre de 2018

Fotografío trabajadores. Y sí, tiene un fondo ético, político

Hago fotos de trabajadores, hombres y mujeres, a ser posible, trabajando. Y sí, por supuesto pensé en ello cuando me convencí de hacerlo y publicar algunas. Me molestaba mucho que la gente solo visualizara a las divas, actrices, modelos… a los banqueros, hombres de negocios, gobernantes… gente del hampa, gente de la farándula, vendedores de secretillos familiares… o don nadies apuntados a concursos.

Me parecía brutal, sí brutal, que la imagen de un país, transmitida por los medios de comunicación solo fuera a partir de individuos anormales que en él viven, seleccionados por gente  ¿??????, la imagen social dejaba al margen millones de personas que lo construyen diariamente, la gente normal, los trabajadores.

Así que aquellas fotos que hacía, empecé a tomarlo con mayor seriedad, trataba de tomar imágenes de personas normales en el ejercicio de sus tareas laborales cotidianas. Imaginaba a los niños pequeños, mis nietas, corriendo por las calles tropezando en bancos, o losetas sueltas de las aceras, jugando con árboles o columpios,… sin saber quien había puesto allí esos objetos.

Imaginaba niñas jugando en los colegios creyendo que los lapiceros, libros, sillitas, los hubieran puesto ángeles. ¿Y el edificio en el que estaban?, ¿y su casa? ¿Quien lo había hecho? Y la luz, ¿por dónde viene, quien la fabrica? ¿Y el agua? tocan un grifo y sale, y ¿donde va cuando desaparece y por donde viene?

Las preguntas son miles y debemos contestarlas, responder a todo el mundo que todo aquello que nos rodea en casa y en los centros comerciales, lo hacen trabajadores, en talleres o en las fábricas y que distribuyen en los comercios, compran y venden carne, pescado, fruta… que otros trabajadores previamente han elaborado.

Por muchas razones que pretenden encumbrar un grupo de listillos, el trabajo ha desaparecido de nuestra vista, se oculta, se menospreció por montones de individuos situados en la llamada parte alta de la sociedad, pero al menos quedaba protegida la dignidad en círculos de obreros y trabajadores, algunos de los que lo ejecutaban, presumían de ello.

No crean que es sencillo hacer esto, había fotógrafos maravillosos como Sebastián Salgado, que hicieron y hacen increíbles maravillas fotografiando gente miserable en los peores trabajos del mundo, minas, desguaces… Yo no pretendía hacer eso, -tampoco sabría-.  La idea del fotoperiodismo, podía ser válida, pero tampoco las guerras, migrantes, desastres naturales… quedaban cerca de la realidad diaria.

En mis intenciones encajaba más, la gente normal, la de mi barrio, aquella que sale a la calle y encuentra todo colocado, parece que alguien ha puesto allí los jardines, los comercios, los bancos, las isletas de basura, semáforos, pasos de peatones, bordillos, quioscos, árboles, plantas, barandillas, polideportivos, autobuses, bares, mercados, columnas de luz, garajes… Gente normal en la calle normal. En los tiempos que corren me pareció importante destacar, visibilizar a quienes lo hacen posible, los trabajadores.

PD. De vez en cuando aparecen dificultades, encuentras un tipo que no quiere fotografías, pinta el suelo de las isletas y te amenaza, te habla de derechos… bla, bla, bla,l prefiere que su trabajo sea invisible, cree que eso es mejor para defender sus derechos.

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