Para solucionar un
problema, es fundamental quererlo hacer.
Parece de Perogrullo, pero es el principal aspecto que no
cumplen muchos mandatarios públicos, ahora los gobernantes del PP en Alcorcón. La
secuencia actual comienza con una ocurrencia pretendiendo externalizar el tratamiento y recogida de
vidrio, lo cual para mucha gente tenía la pinta de un nuevo negociete, aprovechandose de la crisis, suponiendo que los contrarios estén equivocados, nadie trata de explicar las ventajas a trabajadores y sindicatos vinculados al asunto, nadie quiere convencer a la ciudadanía
de que esa ocurrencia puede reportar beneficios colectivos y no privados. Por
el contrario, nuevamente suena el cornetín de adelante póngase en marcha.
De
un asunto ocurrente, se pasa a romper acuerdos legales, ya que un convenio es
una ley que debe respetarse, y pasamos a otra fase, una huelga de recogida de
basuras. Tampoco es tan grave, la huelga, manifestación, libertad de expresión,
son derechos constitucionales que los poderes públicos tienen la obligación de
proteger. El asunto aumenta la gravedad cuando las autoridades del PP no
quieren resolver problemas y apuestan por la pendencia como en otras ocasiones.
Ahora impulsan la actuación policial como
forma de convencer y argumentar a su favor.
Y
así, llegamos a la cúspide informativa en los titulares de radios,
televisiones, periódicos, redes sociales… El gobierno del PP de Alcorcón, volvió
a alimentar una nueva gresca, redimensionada en altercados callejeros de
orden público, en la que antidisturbios dejan rastros infames de golpes, agresiones, detenciones… a
la población, a la que debían defender sus gobernantes
municipales.
Sin
querer resolver problemas es imposible encontrar salidas. Las soluciones, los
mandatarios públicos deben buscarlas sin algarabía, sin broncas, sin recurrir a
los antidisturbios, pero a cambio, con mucho trabajo y esfuerzo para acercar
posiciones para respetar a los ciudadanos que dicen representar. Sucede que si un político actúa así,
en principio llama poco la atención, y gusta poco a los machitos y aguerridos, que son a los que parece querer
impresionar el alcalde con su tradicional forma de actuar.
Por
el mundo de la política circulan muchos guerreros,
que no buscan soluciones sino peleas, que no buscan caminos sino batallas, que
no estudian posibilidades sino grescas. En esta sociedad sobran esos tipos de los puestos de mando. Un alcalde así debe dimitir. No puede ser que cada problema que se plantea de los muchos que tiene la convivencia, se convierta en una batalla.
En
una crisis tan profunda como la que están sufriendo los españoles, si los
mandatarios públicos no actúan con sensatez y respeto a la dignidad de las
personas, pueden convertirse en incendiarios de pueblos y ciudades. Cuanto más
tarde en darse cuenta de ello el PP alcorconero, mayor será su desastre, y el de este
pueblo.
Para
resolver un problema social es imposible lograrlo con la fuerza de las porras,
solo conseguirá aproximarse a la solución si trabaja en común con otras partes
afectadas, eso requiere valor y capacidad, porque lo rezlisado debe discutirse buscando consensos, -lo cual
está muy lejos del ADN del alcalde-, puesto en común con los otros, que tendrán
otras ideas, seguro, y por tanto saldrá una resultante que si es aceptada
mayoritariamente se acercará al objetivo de mejorar al pueblo de Alcorcón en su
conjunto.
Para
resolver un problema, lo principal es quererlo resolver. Lo primero que debe
hacerse es estudiarlo con las partes afectadas, las que pueden aportar
soluciones, puntos de vista, opciones posibles. Por tanto, echar mierda y culpar
al otro, y llamar a los antidisturbios, no sirve más que para incendiar la
convivencia.
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