jueves, 11 de octubre de 2018

Cambiemos el día de la fiesta nacional a 6-12


Llevo varios años escribiendo esto, 
vuelvo a hacerlo.
La Fiesta Nacional. ¿Por qué no la cambiamos?

Dice la locutora de TVE que durante el desfile por primera vez en varios años no ha habido gritos ni insultos. ¿Se darán cuenta que esto señala un problema? Porque ello quiere decir que para los asistentes ‘verdaderos españoles’ España es azul, solo es de ellos, la bandera solo es suya, los ejércitos solo son suyos… el resto estamos de prestado.

Supongo que en la derecha hay personas inteligentes y racionales que entenderán que esto es un problema.

Tenemos muchos problemas sin resolver, al margen de la crisis. Uno de ellos podría ser el del día de la Fiesta Nacional de España. Para empezar no parece que fomente demasiada unión celebrarla con un acto principal que recuerda a muchos el desfile de la victoria, aquel con el que los franquistas conmemoraban la derrota de la mitad de los españoles. Difícilmente un desfile militar de estas características podría unir, es más, parece que facilita ‘salivar’ y viejas pasiones fascistoides y exclusivistas…

Nunca compartí la excesiva importancia que un gobierno cede a los militares, lo cual por otra parte solo oscurece al resto de españoles, médicas, maestras, arquitectos, mineros, pescadores, agricultores, barrenderos, poceros, electricistas, biólogas, etc. etc. al menos, tan necesarios e importantes como el que más.

La transición dejó cosas sin resolver, muchas podrían haber ido encontrando salidas poco a poco, pero se fueron pudriendo, a veces por olvido o por pocas fuerzas que se dedicaban a otras tareas. Ningún español asesinado debería estar en cunetas, cuevas y pozos –salvo que sus descendientes lo deseen como símbolo, lo cual es comprensible-, los emblemas fachas de calles, plazas, edificios, deberían haberse quitado hace mucho tiempo,… porque seamos serios, mantenerlos supone un insulto a la mitad de los españoles -‘¿recuerdan? que se jodan’ - que solo pretende degradar a los que perdieron y encabronar a medio país lo cual aleja a millones de personas del nuevo estado democrático.

Los días festivos deberían haberse alejado el máximo posible del aroma franquista, tanto en la elección de fechas como en la parafernalia que los acompañe. Los símbolos son importantes para la gente, de tal forma que si unos individuos se apropian de banderas, días, ejército, conceptos como patria, españolizar… otros muchos individuos los rechazaremos, porque no representarán nada agradable.

Este es el problema de la bandera, complejo sin duda, no era sencillo encontrar una bandera nueva con la correlación de fuerzas existente, pero, mantenerla casi igual para muchos representa el anterior régimen sanguinario que destrozó la España democrática de la República, por eso sigue viéndose por todas partes la bandera tricolor republicana, lo cual tampoco parece una salida que fuera aceptada mayoritariamente. Lo que está claro es que los símbolos para que hubieran unido más deberían haber sido nuevos, sin historias sangrientas entre mitades de población de las que este país tiene sobradas experiencias. –Esta es una de las ventajas de los nacionalismos periféricos, nacen vírgenes de maldad o con inventadas historias de sufrimiento compartido ante enemigos externos-

Por seguir con el día de la Fiesta Nacional, no sería tan raro celebrarlo con un carácter abiertamente civil, modificando también la fecha que tiene algún componente rancio, volcándolo al día de la Constitución, elemento nuevo, sin sangre, sin malos demonios detrás, de unión de mayorías… y suprimir tentaciones de aplausos militaristas y apropiaciones indebidas. Precisamente ahora que gobierna la derecha, es cuando mejor se pueden hacer estas cosas, incluidas las órdenes, o sugerencias para que la utilización de símbolos patrios fuera extremadamente cuidada en todo momento a fin de evitar sentimientos hostiles. Que se generan no les quepa duda, que no suman, sino restan.

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