miércoles, 16 de junio de 2021
Las Presillas grita: 'Mas árboles, más'
lunes, 7 de junio de 2021
Todos necesitamos un psiquiatra
Todos necesitamos un psiquiatra. Najat el Hachmi. 4-jun 2021
En las representaciones mainstream es el especialista que siempre aparece como inquietante, cuando no es directamente el malo de la película. Al psiquiatra se le suele dibujar como un terrible manipulador capaz de controlar la mente de sus pacientes o bien como quien se ocupa de trastornos psíquicos graves. Pocas personas admiten visitar al psiquiatra, no sea que se les tome por locos, mientras que ir al psicólogo o al terapeuta parece denotar un malestar menos grave, incluso se puede concebir como un simple apoyo para la tarea de vivir. Nada que ver con perder la cabeza.
En
realidad todo profesional de la salud mental, si es bueno, tiene el mismo
objetivo que cualquier otro especialista: aliviar el sufrimiento de sus pacientes, conseguir que
recuperen un estado de salud óptimo y, por lo tanto, que puedan vivir la mejor
vida posible dentro de sus propias circunstancias. Casi todo el mundo que recela
de los psiquiatras es por el hecho de que pueden prescribir medicamentos, como
si fuera lo único que hacen. Algo, por otro lado, que no nos haría desconfiar
de un cardiólogo, pongamos por caso. Por eso se conciben los psicofármacos y la
psicoterapia como opciones opuestas y excluyentes. En realidad no es más grave
tomar un antidepresivo que un medicamento para la tensión o la diabetes, pero
hay un miedo general a la medicación destinada a restablecer el equilibrio de
este órgano tan particular que es el cerebro. Miedo a la dependencia, a los
efectos secundarios, a que cambie nuestra personalidad o a que nos anestesiemos
con una alegría artificial. ¿Dónde queda mi identidad individual si una
diminuta pastillita consigue que pase de ser una pesimista fatalista a una
simpática optimista? Y es que el dolor, incluso el psíquico, cuando persiste en
el tiempo acaba convirtiéndose en rasgo distintivo.
Hay
dolencias imposibles de curar solamente con psicoterapia, hay momentos de crisis que afectan la química de nuestros
tejidos porque, en efecto, la separación entre cuerpo y mente no
existe, es una simple organización conceptual para pensarnos mejor. Incluso en
situaciones de enorme sufrimiento nos resistimos a ser medicados, algo que
nunca haríamos con una pierna rota o una infección. Por otro lado, no toda
psicoterapia es necesariamente inocua. Pretender mitigar depresiones
graves, ansiedad crónica o estrés severo con mindfulness,
yoga o libros de autoayuda es tan peligroso como pretender extirparse el
apéndice uno mismo o con la ayuda del curandero del pueblo.